«Me equivoqué», reconoce la forense que erró en el caso Bretón

Cecilia cuerdo SEVILLA / COLPISA

ESPAÑA

Atribuye a las prisas que identificase huesos humanos como de animales

04 jul 2013 . Actualizado a las 12:38 h.

Todos los expertos que analizaron los restos óseos hallados en la hoguera de la finca cordobesa de Las Quemadillas coincidieron ayer en el jucio contra José Bretón en que, a simple vista y desde el primer momento, comprobaron que eran indudablemente humanos. Salvo la perito de la Policía Científica, que ante el jurado reconoció su error en una identificación defectuosa -y que atribuyó a las prisas y la falta de medios- que no rectificó hasta que meses después cuando, al repasar las fotos del informe, se «iluminó» y se dio cuenta de que no eran de origen animal. «Me equivoqué», admitió ayer tajante en la vista Josefina Lamas, que pidió proteger su rostro. Justificó su fallo inicial en la identificación en la precariedad de los medios con que acometió el primer análisis que hizo, el cansancio por la rapidez que le exigían y unas condiciones que no eran las más idóneas porque «entraba y salía mucha gente» de la habitación. Así, explicó, nada más llegar a la finca, separó los huesos animales de los que tenía dudas sobre su origen, y que fue los que examinó. Quiso llevarse los restos al laboratorio de Madrid, «donde es posible que hubiese llegado a otras conclusiones», pero no se lo autorizaron.

La perito, con 16 años de experiencia en casos complejos, ratificó que los restos recogidos de la fogata fueron los mismos que vio más tarde en el Instituto Nacional de Toxicología, aunque mas deteriorados, pero abrió dudas acerca de la cadena de custodia al asegurar que no estaban guardados bajo llave. Incluso se hizo eco de un chascarrillo, que no dudó en reproducir en la vista, al señalar que los restos los sacaron de las dependencias policiales para mostrárselos en un bar a Francisco Etxeberria, profesor de Medicina Legal del País Vasco. «Me dijeron que los huesos se habían ido de copas», señaló la perito. Ante las acusaciones, el presidente de la sala dedujo testimonio de las palabras de la forense y remitió su declaración a un juzgado de instrucción para que inicie una investigación.

Contundencia

El experto Francisco Etxeberria fue el primero en declarar en la sesión de ayer del juicio contra José Bretón y se mostró contundente sobre el origen de los restos. «Solo viendo tres vértebras ya quedaba claro que no eran de roedores, pues tienen morfología humana». También fue muy exhaustivo sobre su método de trabajo y mostró cómo los restos fotografiados en la hoguera fueron los mismos que analizó después, ya en cajas de muestras.

Pertrechado con unos huesos de niños de edades similares a los desaparecidos para hacer la comparación, el antropólogo dio una clase magistral para demostrar que de inmediato, tras hallar dos huesos iguales de tobillo, se llegó a la conclusión de que se trataba de restos de al menos dos menores y de edades comprendidas entre los dos y los seis años. Una conclusión que avaló el paleontólogo José María Bermúdez de Castro, que nada más ver los dientes, «la caja negra de un humano», concluyó que eran de personas inmaduras.

Tanto Etxeberria como los especialistas de la Universidad Complutense concluyeron además que por la forma en que se fragmentaron los huesos, estos incluían tejidos blandos al ser puestos en el fuego. Un hecho que demuestra que no se quemaron huesos, como llegó a insinuar la defensa, sino los cuerpos de los pequeños. Y valiéndose de la mesa usada a modo de horno crematorio, señalaron incluso la disposición que pudo tener al menos el mayor de los cuerpos en la hoguera, aunque con el más pequeño no fue posible hacer lo mismo porque había pocos restos. Fue contundente al subrayar que, desde un punto de vista médico, Ruth y José murieron de forma violenta u homicida, aunque no pudo precisar las causas del óbito.