La sombra de Esperanza Aguirre es alargada

e. C. madrid / la voz

ESPAÑA

06 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Esperanza Aguirre sorprendió a todos cuando el 17 de septiembre anunció su dimisión como presidenta de Madrid y su retirada de la primera fila de la política, alegando motivos personales. Pero, pasado el tiempo, sigue al frente del poderoso PP regional, donde se ha hecho fuerte, formando bicefalia con su delfín Ignacio González, fiel a su mentora desde hace más de dos décadas y encargado ahora de llevar a cabo los recortes y privatizaciones que le están costando múltiples protestas. Apartada por voluntad propia en el momento oportuno de la gestión diaria de la comunidad, Aguirre está políticamente activa. Se ha comprobado con su visita a la cárcel a Ángel Carromero y su petición de una investigación internacional sobre la muerte del opositor cubano Oswaldo Payá, en contraste con el perfil bajo adoptado por Rajoy.

Pero Aguirre tampoco dudó en salir a defender el euro por receta implantado por su protegido frente a Rajoy, a quien recordó que él también se ha visto obligado a subir los impuestos en contra de lo que decía su programa electoral. Un golpe directo en plena mandíbula.

Precisamente, Arturo Fernández, presidente de la patronal madrileña (CEIM), con el que Aguirre mantiene una gran sintonía personal y política, ha cargado contra las subidas fiscales del Gobierno y de Ana Botella, que considera contraproducentes para la economía, en contraste con las política tributarias de la comunidad. Un dardo envenenado contra Rajoy que suscribe sin duda Aguirre.

La lideresa y González forman un tándem sólido, como se manifestó cuando este dio la cara por su «jefa» -como la llamaba- en su intento de asaltar el liderazgo del PP tras el batacazo electoral del 2008. Entonces, González espetó a Rajoy ante la Ejecutiva del partido: «No debemos caer en el oportunismo cortoplacista y acomplejado». Desde ese momento la relación entre ambos se rompió.