Riesgo de una España intolerante

manuel campo vidal

ESPAÑA

La crispación se dispara en todos los ámbitos y en vísperas electorales

21 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Los últimos acontecimientos dan mala espina. Bronca permanente en la política, solo atemperada por el verano; polémica por la visita militante del papa, que pide «radicalidad evangélica», con trifulca policial con los del 15-M; y, lo que faltaba, altercados penosos entre jugadores del Madrid y el Barcelona retransmitidos al mundo, perjudicando la imagen de España.

Es solo la punta del iceberg: hay una crispación social y política, que azuzan algunos medios, y una pérdida de principios que puede resultar muy cara.

Es la hora de los dialogantes, de los conciliadores. Iker Casillas, capitán del Real Madrid y de la Roja, un buen tipo capaz de atemperar a Cristiano Ronaldo, llamó a los capitanes del Barça, Xavi Hernández y Carles Puyol. «Tenemos que arreglar esto», concluyeron. Rivalidad en el campo, sí; enfrentamiento por presión extradeportiva, no, parece ser la consigna. Algunos medios deberán abandonar su fomento del incendio y TVE moderar a su sección deportiva tan manifiestamente madridista que empaña el notable esfuerzo de neutralidad informativa de la cadena pública. Algunos jugadores del Barça deberán controlar su discurso, como Piqué, y su teatralidad, como Alves, y Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, deberá decidir entre tolerar las actitudes incendiarias del «presidente de facto», José Mourinho, o recuperar el mando y el señorío tradicional del club. Es solo uno de los escenarios de intolerancia, pero muy importante por su trascendencia mediática, que alcanza a los menores.

Descontrol

En la calle, la crisis se siente cada vez con más profundidad, lo que advierte del riesgo de descontrol. Adam Michnik, el periodista polaco de referencia, que participa estos días en un curso en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander, considera que «el 15-M español es un movimiento sin programa y puede conducir a un populismo autoritario como respuesta». Califica los disturbios británicos de «bandidaje» y expresa que todos esos movimientos, aun siendo tan distintos, reflejan que «algo está podrido en esta sociedad».

En una semana más de turbulencias bursátiles, que casi dejan de ser noticia porque la inestabilidad de los mercados es ya lo habitual, el Gobierno aplica algunos parches sor Virginia a la economía como la reducción del IVA en la compra de vivienda nueva al 4 % que viene a ser una ayuda a los bancos, que padecen un empacho de 700.000 viviendas.

Las diputaciones

Bienvenida sea, pero lo importante son las reformas de fondo pendientes, y entre ellas cobra fuerza la supresión de las diputaciones provinciales. Se apuntan a la propuesta los socialistas, sobre todo ahora que las han perdido casi todas, lo que no les quita la razón. Provincias y ayuntamientos despoblados pueden desaparecer en menos de un año, como sucederá en Italia. El exministro Josep Borrell ya declaró hace quince años que «provincias como Teruel, Soria y tantas otras sería mejor cerrarlas porque no se pueden sostener». Aquellas declaraciones tan provocadoras como inoportunas entonces fueron muy censuradas, pero respondían a ideas que se recuperarán ahora. El proceso levantará pasiones y correremos de nuevo el riesgo de la intolerancia. Por eso, el nuevo presidente de Cantabria, el popular Ignacio Diego, propone que «las fusiones de municipios no se hagan penando a quien no lo haga, sino premiando a quien lo acepte». Persona sensata y de perfil bajo que sustituye al extravertido Miguel Ángel Revilla, llevará en pocos meses una ley al Parlamento de Cantabria para ordenar ese proceso.

Será la primera iniciativa y partirá de una pequeña comunidad. La innovación no cabe esperarla solo de los grandes. Fíjense, en otro orden de cosas, en la Ley de Custodia Compartida aprobada en Aragón a propuesta de la diputada del PAR María Herrero. Allí ya se aplica mientras en las carreteras del País Vasco hay pintadas abundantes reclamándola. Es la hora de fomentar la tolerancia y el acuerdo frente a la intransigencia y el conflicto.

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