27 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.
La incredulidad era la tónica general entre los conductores que ayer repostaban combustible en las estaciones de servicio de A Coruña y su comarca. La mayoría aducían que la decisión de limitar la velocidad máxima en autovías y autopistas es un nuevo bandazo del Gobierno y no creen que vaya a mejorar su economía doméstica. Los que la defienden apuntan más a los beneficios sobre la seguridad vial que a los que tendrá sobre el bolsillo.