El partido se rompe en sectores que ven conspiraciones de los grupos rivales

La Voz

ESPAÑA

15 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La crisis abierta por María San Gil es mucho más grave de la que provocó la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre. Si aquella se había limitado a una serie de escaramuzas y cruce de acusaciones, lo ocurrido ahora ha roto totalmente el partido. Al contrario que Aguirre, que suscita fuertes recelos en muchos sectores y territorios del PP, la fuerte personalidad y el simbolismo de San Gil, querida por casi todos y alabada incluso por quienes no comparten sus ideas, ha impedido un cierre de filas en torno a Rajoy.

El desconcierto es grande y la situación es tan crítica que unos y otros comienzan a ver conspiraciones por todos lados. Mientras los más cercanos a Rajoy creen que Jaime Mayor Oreja e incluso Aznar están detrás del movimiento iniciado por San Gil, cuyo objetivo sería lograr la dimisión del propio Rajoy, en el sector más proclive a las tesis de San Gil se opina que el presidente popular planea la laminación paulatina de todos los que han defendido las tesis más duras del PP.

Ayer, el diputado y portavoz de la comisión parlamentaria de Asuntos Exteriores, Gustavo de Arístegui, rechazó que exista una «conspiración» contra Rajoy. Arístegui, al que algunos vinculan con el movimiento de San Gil y Mayor Oreja, retó a «los que van por los cenáculos cobardones, hablando de unos y otros» a «salir a los medios de comunicación y, si tienen narices, digan su opinión como lo hacen otros». «No puede ser que unos vayan de leales, al lado de ciertas personas que son líderes políticos, y después digan otras cosas bien distintas en otros círculos», denunció.