Cincuenta años buscando a su padre en una fosa común

Colpisa

ESPAÑA

Juliana Sánchez espera hallar e identificar a su padre gracias a algún objeto personal sin necesidad de tener que recurrir al costoso método del ADN.

21 ago 2007 . Actualizado a las 11:38 h.

Juliana Sánchez es una cordobesa de Rute que actualmente vive en Toledo. En 1937, cuando tenía tres años de edad, su padre fue fusilado y presuntamente enterrado en una fosa común del cementerio de San Rafael, el antiguo camposanto de Málaga. Desde muy joven quiso conocer el lugar exacto donde se encuentran los restos de su progenitor y desde hace cinco años viaja cada fin de semana de Toledo a Málaga con este fin en compañía de su marido José que no duda en cruzarse media España en el mismo empeño. «Siempre he tenido mucho interés en saber qué ha sido de mi padre porque no creo que se le pueda tragar la tierra», explica esta mujer de 73 años que sólo desea no morirse antes de encontrarlo para enterrarlo dignamente.

La primera pista que le animó a seguir buscando los restos de Vicente Sánchez Montes, peluquero de profesión, la encontró en 1957. Por entonces trabajaba como sirvienta de una familia pudiente de Rute. «Los mismos señoritos de mi pueblo sabían de sobra dónde estaba mi padre porque fueron los que lo detuvieron en el hotel La Perla, de Málaga», afirma.

Mucho más tarde, en 2002, el Ministerio de Defensa le confirmó con documentos oficiales que su padre había sido fusilado junto a otras ocho personas en Málaga. Desde entonces no hay fin de semana que no se desplace hasta esta capital andaluza para visitar el viejo cementerio de San Rafael.

«La primera vez que estuve allí sentí que mis rodillas se doblaban», relata Juliana, asombrada de que unas 4.000 personas fusiladas en la Guerra Civil se encuentren en las cerca de 18 fosas comunes de este cementerio. Ella confía en que una de ellas sea su padre y en que el campo de trabajo iniciado el pasado mes de octubre en este camposanto para exhumar e identificar a los fusilados sea el último paso de su larga búsqueda.

Juliana visitó recientemente este campo de trabajo organizado por la Asociación por la Memoria Histórica y Contra el Olvido de Málaga, el Ministerio de la Presidencia, el Ayuntamiento de Málaga, la Junta de Andalucía y la Universidad de Málaga, un proyecto que finalizará su tarea el 31 de agosto. Previamente se realizó un estudio geofísico del terreno con un geo-radar que localizó las fosas gracias a la cal viva con que se cubrieron una vez arrojados los cadáveres. «Ahí hay metidos muchos infelices e inocentes», reflexiona Juliana, que espera hallar e identificar fácilmente a su padre gracias a algún objeto personal sin necesidad de tener que recurrir al costoso método del ADN.