El Gobierno no está en forma

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

03 dic 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

A los gobiernos -y a las direcciones de los partidos también- les suele suceder como a los jugadores de fútbol: que, de tanto en tanto, pierden la forma. Son los mismos, mantienen su ficha, no quiere decir que no se esfuercen, pero las cosas no les salen bien aunque no se sepa porqué. Algo así parece sucederle al Gobierno y, si acaso, a Zapatero . Quizás acusa el desgaste del año del Estatuto catalán felizmente concluido. O la tremenda tensión del proceso de paz. O, simplemente, que el equipo contrario, el Partido Popular, que andaba fatal de juego en la primera mitad de la legislatura, ha reordenado sus líneas y ya gana puntos. Algunos políticos y analistas perciben algo parecido. Fernando Ónega , por ejemplo, lo decodifica como que a él le huele a final de legislatura. Si se pregunta en las filas del PSOE lo niegan sin demasiada convicción y le echan la culpa, desde el anonimato, a la política de Comunicación, con lo que se lleva los gorrazos Fernando Moraleda . Si se pregunta en casa del PP, la euforia es palpable. «¿Lo del tripartito catalán, por ejemplo? Pues aplaudimos con las orejas». Mal deben estar las cosas cuando Pepe Blanco que es el que habla más claro y convincente desde el Gobierno -aunque paradójicamente no sea ministro- se ha sacado del cajón un vídeo con declaraciones populares en la época de Aznar en las que dicen con meridiana claridad todo lo que ahora niegan haber dicho en relación con ETA. Hasta al presidente de Navarra, Miguel Sanz , al que sinceramente hay que admirar por defender la españolidad de su Comunidad en un ambiente difícil, se le ha repescado alguna tibieza anterior sobre eventuales negociaciones con la banda. Queda claro que el vídeo de las hemerotecas está ya consagrado como arma política habitual en estos tiempos modernos por su eficacia para desmontar amnesias, con lo que no es descartable que aparezcan más relacionados con otros frentes. Entretanto, se vive una cierta parálisis de acción sólo rota por la detención en Francia de Zigor y compañía, el responsable logístico de ETA, ocasión para que los batasunos declaren que «así el proceso de paz es inviable». Para ellos robar armas y explosivos es pecado venial; detener fugitivos, incluso alguno acusado de asesinato, es sacrilegio. Pero no rompen nada porque necesitan sin falta recuperar la posibilidad de ir a elecciones. Ese momento un tanto confuso lo animan las encuestas que aseguran que el PP ya le pisa los talones al PSOE en intención de voto. La revista Temas que preside Alfonso Guerra y dirige el sociólogo Tezanos estima que Zapatero ganaría sólo por unas décimas a Mariano Rajoy . Pero la clave, desde luego, está en la participación. Si la gente sale de casa Zapatero repite y si se vota poco Rajoy será presidente. La propia Ana Botella recuerda que la amarga noche del 14 de marzo del 2004 a ella no le tuvo que decir nadie que perdían el Gobierno: «En cuanto supe la participación en Cataluña, lo vi claro». Joan Cal , pontevedrés que dirige el diario Segre , lo cuenta gráficamente. «Aquel día en Lleida votaron hasta los okupas». Montilla, sin complejos Este momento poco definido lo está aprovechando bien el president José Montilla para salir del agujero y restañar heridas. Esta semana entrará en Madrid, abriéndose paso entre algunas caras largas, para participar en el Congreso de los Diputados en la fiesta de la Constitución. Montilla, que tiene pocos complejos, ha prescindido de la tibia celebración de la Constitución que se hacía el día 5 de diciembre en el palacio de la Generalitat en época de Jordi Pujol y después de Pasqual Maragall . Como si quisiera decir que Constitución sólo hay una y que hay que celebrarla juntos. Mientras, en Cataluña no salen de su asombro por la moderación de Carod Rovira , vicepresidente con pocas funciones de la Generalitat, al que se le pregunta por las selecciones deportivas catalanas y responde que ahora sólo habla en sintonía con el Gobierno al que pertenece, que no tiene nada previsto en ese campo. ¿Y sus competencias deportivas?, se le repregunta. Y suelta un discurso sobre la importancia del deporte base. Menos mal que el Parlamento no se para y aprueba asuntos tan importantes como la Ley de Dependencia, que beneficiará a más de un millón de personas. Es de tal trascendencia para las familias que ha hecho bien el Partido Popular en apoyarla. Lo suyo le costó a la ex ministra Ana Pastor para imponer su criterio frente a sus colegas que, a piñón fijo, no querían compartir voto con el PSOE. Pero algo bueno para Rajoy debe estar pasando en el PP para que Eduardo Zaplana se descolgara el viernes en la Conferencia de su partido sobre modelos de Estado con una proclama centrista. Trató de convencer a sus atónitos compañeros de partido que nunca se ha movido, ni se moverá de esa posición. «A la reciente Conferencia de la Emigración Zaplana no vino, ni jamás habló de ella, como si no hubiera existido y a ésta viene y arrambla con todos los titulares con eso del centrismo. Como si no la hubiéramos celebrado», declara a La Voz un dirigente popular. Entretanto, la procesión anticorrupción va por costas: de Marbella a Murcia, de Alicante a Mallorca, con fiscales, constructores y alcaldes en pie de guerra. El salto del Mediterráneo al Atlántico ha comenzado por Canarias, pero seguirá hacia el norte porque, según se sabe en Madrid, hay fiscales con destinos lluviosos, que duermen muy poco estas semanas.