2006: el año clave de la legislatura

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño LA VOZ | MADRID

ESPAÑA

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El Gobierno concretará en los próximos meses profundas reformas hasta ahora sólo apuntadas. De su éxito o su fracaso dependerá no sólo su futuro, sino el del marco político de España

02 ene 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

El 2005 concluyó crispado, pero con uno de los escenarios políticos más interesantes e inciertos de los últimos años. Ha sido un período de afianzamiento de Zapatero, pero no todavía de concreción de sus grandes reformas. Muchas han sido sólo esbozadas en el 2005, y todo indica que el 2006 puede ser el año clave de la legislatura. En el horizonte inmediato aguardan cuestiones que no sólo afectan al Gobierno y la oposición, sino al propio futuro de España, a su modelo de Estado y a su marco constitucional. Estatuto catalán. El mes de enero, inhábil a efectos parlamentarios, tendrá una actividad negociadora febril en torno al Estatuto catalán. Tras el grave desencuentro por las enmiendas del PSOE al proyecto, el Gobierno y los partidos catalanes sólo disponen de un mes para alcanzar un pacto antes de que el texto pase en febrero a la fase de ponencia en el Congreso. Si para entonces no se ha logrado un acuerdo será un mal síntoma, ya que unos y otros prefieren llegar con todo cerrado antes de que el proyecto quede en manos de la Comisión Constitucional. Fuentes cercanas a la negociación aseguran que habrá acuerdo seguro y que pasará por importantes cesiones del PSOE en cuestiones de autogobierno, e incluso de la definición de Cataluña a cambio de no ceder en el modelo de financiación. Antes de que acabe el 2006 podría haberse celebrado incluso el referéndum de aprobación del Estatuto. Estabilidad del Gobierno. Si el Estatuto fracasa, e incluso si prospera, la mayoría del Gobierno apuesta por desprenderse de ERC como socio. El acercamiento entre el Gobierno y CiU es evidente. En esa estrategia se situaría también la recuperación de la sintonía con el PNV. Con el apoyo de CiU y de los nacionalistas vascos, la estabilidad del Gobierno de Zapatero sería más sólida que la actual, incluso si IU-ICV decidiera descolgarse, como muchos proponen en la coalición de izquierdas. Reforma constitucional. El nacimiento de la infanta Leonor ha acelerado la necesidad de un consenso para reformar la Carta Magna, no sólo en lo que afecta a la sucesión en la jefatura del Estado, sino en otras cuestiones. De las cuatro reformas que en principio propuso Zapatero, dos de ellas, la alusión a la Constitución europea y la reforma del Senado, quedarán aplazadas, ya que ni una ni otra prosperarán de momento. Sí habrá que pactar la inclusión de los nombres de las comunidades. No obstante, Zapatero ha ido abriendo tímidamente la posibilidad de introducir más cambios, como el que afectará a la denominación de los disminuidos, que pasarán a llamarse discapacitados. Negociación con ETA. El Gobierno pretende avanzar discretamente en este terreno, pero ETA parece interesada en todo lo contrario. Los atentados de la banda contra empresarios para que sigan pagando el impuesto revolucionario y la periódica explosión de artefactos en Madrid obligarán al Gobierno a dar un paso al frente o, al contrario, exigírselo a ETA si no quiere que el proceso de paz muera antes de nacer. La recuperación de la sintonía con el PNV, imprescindible en el proceso, será de gran ayuda. Cualquier avance será un éxito para Zapatero, y Rajoy se vería entonces obligado a participar en la negociación, o correr el riesgo de quedar aislado de un proceso histórico. El futuro del PP. Los populares han aplazado su renovación tras el impacto del 14-M. El PP celebrará en marzo una importante convención nacional que marcará el arranque de una nueva era política. La cita puede llegar en el mejor momento, cuando el Partido Popular iguala, e incluso supera, en los sondeos al PSOE como consecuencia del debate público abierto sobre la reforma del Estatuto catalán. De momento, Rajoy se reunirá en enero con la plana mayor del PP para preparar la importante cita de marzo, que puede ser el adiós definitivo a la era Aznar. Política económica. Los analistas coinciden en que el 2006 será un buen año para la bolsa. El Ibex 35 subirá, según los expertos, más del 10%. El Gobierno tendrá que luchar contra la inflación, que acabó el 2005 desbocada hasta el 3,8%. Durante el 2006, el Ejecutivo fijará públicamente su proyecto de reforma fiscal, que sin embargo no se pondrá en marcha hasta el 2007 para que los beneficiados la noten en su bolsillo justo antes de las elecciones del 2008. Cambios en el Gobierno. Zapatero podría aprovechar el paso del ecuador de su legislatura para introducir cambios en el Gabinete. Algunos ministros, como las de Vivienda, Educación, Cultura o Fomento, están muy desgastados políticamente. El buen resultado de los veteranos como De la Vega y Solbes podría inclinar a Zapatero a aportar experiencia en lugar de juventud. Rubalcaba, que ejerce ya más de vicepresidente que de portavoz del PSOE, suena como ministro. A la dura ley del tabaco se sumará en el 2006 la implantación del carné por puntos. Dos reformas de mucho calado social que pueden tener, en función de su aceptación, un impacto electoral mayor del que pueda parecer, por encima de los debates puramente políticos que acaparan más espacio en la prensa y los medios audiovisuales.