El primer curso de ZP acaba hoy

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

Crónica política

19 feb 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

La fecha de su examen deseado la puso él mismo al decidir que el referéndum de la Constitución europea sería el 20 de febrero. Anunció, sin pretenderlo, el fin de una etapa. No se acaba el mundo hoy pero habrá un antes y un después del 20-F en esta legislatura. «Puede ser un día amargo para Zapatero» , sostienen algunos comentaristas políticos en Madrid. Lo sabremos en unas horas pero, aunque así fuera, que no parece probable, también pueden llegar días amargos para otros a la vista de los resultados porque el circo en el que se ha convertido la política, especialmente las últimas semanas, nos ha deparado algunas actuaciones sonrojantes. Y la hemeroteca es cruel, como le recordaba Aznar a Fraga en su carta de anteayer, la carta del «orgullo herido», según título de Fernando Ónega. Ciertamente Europa merecía y merece más de los políticos y de buena parte de los medios de comunicación. Más conocimiento, más respeto y más altura de miras. Y está por ver hoy mismo en las urnas el crédito que merece a la ciudadanía aunque no se le hayan puesto las cosas fáciles con tanta confusión de mensajes. Eso ha sido lo peor, sin duda, el circo político y el mediático. Dirigentes de partidos con una posición oficial positiva frente a Europa, pero que sugerían el voto negativo en sus discursos; tertulianos que descalificaban sin piedad la Constitución sin haberla leído; micrófonos que se radicalizaron al comprobar que sólo se había invitado a Iñaki Gabilondo y a Luis del Olmo a leer artículos en los spots publicitarios. Obispos que no sintonizan con la postura proeuropea que según Iñigo Méndez de Vigo mantiene Juan Pablo II . A esos obispos se les tenía por conservadores antes del 20-F, pero su propia cadena de emisoras, la Cope, los ha enviado a la extrema derecha en la consideración del grueso de demócratas. Esos ciudadanos no olvidan el silencio de la Iglesia la noche del 23 de febrero del 81 y otros pasajes de escasa misericordia. El episcopado español, se estima de forma creciente en medios influyentes, necesita rehabilitar su imagen con urgencia y suprimir los insultos tan poco piadosos que emiten sus ondas a diario. Sobre esa confusión bastante generalizada, los errores tácticos del Gobierno agravaron la situación. «¿A quién se le ha ocurrido anunciar la concesión de dos canales de televisión a pocos días del referéndum?», preguntó La Voz a un alto funcionario de Moncloa una vez conocida la fotografía de los editores en pie de guerra. «Eso nos preguntamos nosotros. ¿Es que no se podía esperar al verano?», respondió el interpelado, crítico con el entorno del ministro Montilla . Con unos servicios de TVE tibios o diletantes en la defensa de los postulados gubernamentales, y con unas televisiones privadas que comenzaron a primar el no en cuanto supieron que tendrían competidores para repartir el pastel publicitario, Zapatero ha llegado al referéndum aparentemente acorralado, aunque su rostro y sus declaraciones no han transmitido eso. Quizás no lo perciba así. Con esos mimbres la ciudadanía construye hoy libremente el cesto en el que llevará sus bártulos el presidente en su segunda etapa, etapa que Zaplana augura que durará un año más porque ve inevitable la celebración de elecciones anticipadas. Todo es posible porque Zapatero arrastra la cruz de unos socios parlamentarios -Izquierda Unida y Esquerda Republicana- que en asuntos tan importantes como Europa circula en sentido opuesto con riesgo de choque frontal. Pero que no se olvide la primera legislatura de Aznar siempre colgado de Pujol y de aquel Arzallus que tanto lo elogiaba porque tanto recibía de él. ¿Y qué vino después? La mayoría absoluta de Aznar, su ascensión a los cielos y su caída inesperada en la consideración popular que arrastró al PP a la oposición en la que lucha denodadamente por mantenerse a base de endurecer su mensaje. Menos mal que está Mariano Rajoy . Su figura sale reforzada de este despropósito de campaña. El viernes volvió a decir eso de «sí a Europa, ¿se entiende?» o «Europa está por encima del señor Zapatero». Rajoy merecería mejor entorno, porque la deriva hacia la intransigencia en su casa es consistente. A Jaime Mayor Oreja -personaje entrañable por el riesgo personal asumido en defensa de la democracia en el País Vasco- nos remitimos. Hay que escucharlo ahora casi pidiendo el no después de encabezar la lista europea de su partido. O a Javier Arenas , que en sus declaraciones contra Chaves alarma más a algunos de sus colaboradores que al propio presidente andaluz, convencido de que ese lenguaje tan cáustico no saca a nadie de la oposición en un país sensato. El primer curso para Rajoy no termina hoy, sino que llegará en octubre. Su final coincidirá con las elecciones en Galicia de cuyo resultado se le responsabilizará. Pero pase lo que pase con Fraga, Rajoy seguirá -y más le vale al PP- por lo menos hasta disputarle de nuevo la presidencia a Zapatero. Por cierto, que Zapatero elogió a Fraga al cerrar su campaña el viernes por su aportación a la transición española. Le expresaba su respeto públicamente casi a la misma hora que el programa de televisión Caiga Quien Caiga le acercaba al viejo político un condón. Y se narraba la escena desde un micrófono enfundado en un preservativo gigante. Sin duda, edificante. Hasta el circo debe tener un límite razonable.