Corea del Sur: el imperio de las academias

ESCUELA

Hasta cuatro horas al día puede pasar un alumno coreano en clases extraescolares. Todo con el objetivo de prepararse para una de las selectividades más competitivas del mundo.

09 dic 2025 . Actualizado a las 20:02 h.

Si escuchas la palabra hagwon para ti no significará nada, pero un estudiante de tu misma edad que viva en Corea del Sur está más que acostumbrado a que forme parte de su día a día. Una hagwon es una academia extraescolar de estudio intensivo especializada normalmente en una sola materia: matemáticas, ciencias, inglés... Los coreanos acuden a ellas una media de cuatro horas al día —vaya, prácticamente toda la tarde— para prepararse a fondo no solo las materias que tengan más flojas, sino también en las que quieran ir a por nota.

Porque sí, solo con ir a clase no es suficiente. El sistema educativo coreano es muy exigente y, además, un 70 % de los jóvenes quieren estudiar en el universidad —en España, no llegan a cuatro de cada diez—, por lo que también es muy competitivo.

Por eso los padres llegan a pagar hasta 500 euros al mes para que sus hijos puedan acudir a las mejores academias y preparen lo mejor posible el examen de acceso a la universidad o Suneung.

Esta prueba suele hacerse en noviembre —porque el curso escolar empieza en marzo y no en septiembre como el nuestro— y consta de seis exámenes: coreano, matemáticas, inglés, historia, una segunda lengua extranjera y otra materia de libre elección. El día de la prueba es todo un evento nacional, hasta el punto de que se retrasa la apertura de comercios y la hora de entrar a trabajar para que no haya atascos en las calles.

Pero no solo los alumnos de Bachillerato viven en sus carnes el nivel de exigencia del sistema coreano. Ya con seis años, cuando comienza la educación obligatoria —que es gratuita— los alumnos de primaria se acostumbran a alargar la jornada escolar acudiendo a los dongari, que son clubes que se organizan dentro de los colegios y donde practican desde distintos deportes hasta robótica, cocina o carpintería.

Con 12 años, cuando pasan a secundaria, la presión aumenta porque cuanto mejores sean sus notas, más posibilidades tendrán de ir a un buen instituto de Bachillerato —que son de pago, porque ya no se considera educación obligatoria—.