Llega el momento de Feijoo en el PP

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Pilar Canicoba

Perderá opciones de convertirse en el futuro líder del partido si, ante la hipótesis probable de que se repitan las elecciones, no da un paso al frente para sustituir a Rajoy como candidato

28 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El tablero político surgido de las urnas el 20D es de tal complejidad, y la solución que salga de él, sea cual sea, será tan diferente a todo lo que hemos visto en cuarenta años de democracia, que la onda expansiva se hará sentir en todos los territorios españoles, incluida, por supuesto, Galicia. Evidentemente, de cara a las futuras elecciones autonómicas gallegas del 2016 no es lo mismo que en Madrid acabe gobernando el PP gracias a la abstención del PSOE, opción que pese a todo lo que se diga sigue siendo la más probable de entre las pocas que podrían evitar una repetición de las elecciones, que el que se formara un improbable Ejecutivo presidido por el PSOE con apoyo de Podemos, IU, el PNV y el respaldo explícito o tácito de ERC, lo que haría saltar por los aires la arquitectura constitucional surgida de la transición, o que se repitieran los comicios ante la ausencia de una mayoría.

El más afectado en Galicia, ocurra lo que ocurra, es el PSdeG, porque ninguna de las hipótesis le beneficia. Si Sánchez acabara gobernando gracias al beneplácito de los independentistas catalanes, hundiría definitivamente al agonizante socialismo gallego en las elecciones autonómicas, que se convertirían prácticamente en un cara a cara entre el PP y las mareas, que fagocitarían a su vez al BNG. Tampoco ayudaría precisamente al PSdeG que el PSOE se abstuviera y dejara gobernar al PP, tanto si el presidente es Rajoy como si lo es Sáenz de Santamaría. Y, por último, la tercera opción, la de que se repitieran los comicios, podría ser aún más perjudicial para el PSOE, que podría acabar como en Galicia, superado por Podemos y sus socios.

Pero si al socialismo gallego solo le cabe esperar acontecimientos para ver si le toca lo malo o lo peor, para Feijoo el arco de posibilidades se amplía, ya que podría convertirse en actor de los acontecimientos. Y, de lo que ocurra, y de la decisión que tome, puede depender que su futuro pase por el fracaso o la gloria. Si el PP logra gobernar en Madrid, lo más probable es que sea a costa de que Rajoy entregue su cabeza, lo que implicaría que la presidenta sería Sáenz de Santamaría. Algo que dejaría a Feijoo fuera de la lucha por la sucesión en el PP. Por el contrario, si gobernara Sánchez gracias a Podemos y los independentistas, Feijoo tendría serias posibilidades de optar a un tercer mandato y gobernar por tercera vez en la Xunta, ante el previsible descalabro del PSdeG en Galicia.

Pero es en la hipótesis más probable, la de que las elecciones se tengan que repetir, en donde Feijoo se la juega de verdad. En ese caso, se abriría la batalla en el PP para decidir si Rajoy debe repetir o no como cabeza de cartel en esos comicios. Si Feijoo da ahí un paso al frente postulándose como candidato alternativo, sería con toda probabilidad el nuevo líder del PP. Pero si no lo hace perdería el tren. Si Sáenz de Santamaría o incluso Pablo Casado lograran ser candidatos, Feijoo quedaría descolgado para el futuro liderazgo del PP. Y si Rajoy repitiera, el líder del PPdeG tampoco podría ser su relevo en el futuro, porque sería visto como la opción continuista. El momento de Feijoo en el PP es ahora. Y si no da un paso al frente, perderá todas sus opciones.

El debate sobre el referendo oculta la cuestión de fondo

El debate en torno a si el PSOE puede o no apoyar a Podemos mientras mantenga su propuesta de celebrar un referendo independentista en Cataluña es puro teatro. Entre otras cosas, porque tanto Podemos como el PSOE, como cualquiera, saben que sería imposible que el referendo, que implica una reforma constitucional, saliera adelante con la mayoría absoluta del PP en el Senado. Podemos usa el referendo para presionar al PSOE y a la vez impedir un pacto del que saldría perjudicado. Y los barones socialistas utilizan el tema del referendo como excusa para debilitar a Sánchez, porque el debate de fondo es que han perdido toda la confianza en el secretario general y quieren quitárselo de encima.

Pedro Sánchez y Rajoy, ante el dilema del prisionero

Pedro Sánchez se enfrenta con Rajoy al dilema del prisionero. Un problema clásico de la teoría de juegos: la policía arresta a dos sospechosos, pero no tiene pruebas para condenarlos. Si uno confiesa y su compañero no, el cómplice será condenado a la pena máxima de diez años y él será liberado. Si él calla y el cómplice confiesa, él recibirá la pena máxima y su cómplice quedará libre. Si ambos confiesan, los dos serán condenados a seis años. Si los dos lo niegan todo, solo podrán encerrarlos a un año por un cargo menor. La opción más ventajosa para los dos es siempre cooperar y negarlo todo. Pero el egoísmo suele llevar a que los dos confiesen para salir beneficiados y ambos reciban la pena máxima.

Gómez Besteiro paga sus deudas con el líder del PSOE

El hecho de que José Ramón Gómez Besteiro sea en este momento el aliado más fiel con el que cuenta Pedro Sánchez en el PSOE es más que comprensible si se tiene en cuenta que el líder del PSdeG le debe al del PSOE el seguir siéndolo. Cuando Besteiro fue imputado en el caso Garañón, Pedro Sánchez tomó la arriesgada decisión de mantenerlo al frente de los socialistas gallegos. Y lo hizo en contra de la opinión de la mayoría de los barones socialistas. De manera que Besteiro está en deuda permanente con Sánchez. Lo que se entiende menos es su apoyo a un pacto con Podemos porque, de producirse este, lo primero que exigirán los de Pablo Iglesias es la laminación de todos los socialistas imputados.