¿Una única selectividad para toda España?

La Voz

EDUCACIÓN

Imagen de un examen de selectividad
Imagen de un examen de selectividad MARCOS MÍGUEZ

Es una de las propuestas de la Junta de Castilla y León para el Pacto por la Educación. Aunque en principio parece llamada al fracaso, la situación de Cataluña podría provocar adhesiones a la idea

29 ene 2018 . Actualizado a las 08:00 h.

Wert quería que el examen de selectividad fuese como el del MIR: un examen tipo test que se celebrase al mismo tiempo (día y hora) y con el mismo contenido en toda España. La idea pareció descabellada porque pasaba por encima de las comunidades autónomas, que tienen transferidas la educación. A eso hay que añadir que la prueba tenía carácter de reválida para obtener el título de bachiller y que incluía las asignaturas de los dos cursos que forman la etapa.

Claro que el 2013 no es el 2018. La crisis catalana, con la escuela siempre en el punto de mira, ha supuesto un cambio en la percepción de los españoles, que ya no ven con tan malos ojos como antes algún giro centralista en este terreno. El desconocimiento del idioma castellano que demostraron algunos líderes secesionistas y las denuncias de que en las escuelas catalanas se consideraba de facto España un país «diferente» y «paralelo» a Cataluña han alertado a profesores, padres y políticos sobre los riesgos de que nadie coordine cómo aprenden los niños por España adelante.

Ante lo anterior, la Junta de Castilla y León acaba de anunciar que propondrá, como una de las medidas a incluir en el pacto estatal por la Educación, que la selectividad se realice de forma simultánea y única en el conjunto de España.

El consejero de Educación, Fernando Rey, cree que este sistema tendría dos ventajas: por una parte los alumnos de comunidades académicamente más exigentes no se verían perjudicados en el acceso a los estudios más demandados, y al mismo tiempo sería un mecanismo de nivelación en todas las comunidades autónomas.

Extremadura tiene 0,5 puntos más de media en selectividad, pero en PISA se sitúa a 38 puntos de Galicia

Es cierto que se ha detectado una enorme variación en las notas de selectividad en España. Por ejemplo, en Galicia la nota media es de 6, frente al 6,76 de Canarias, al 6,54 de Aragón o el 6,5 de Extremadura. En cambio, en el informe PISA ninguna de estas tres comunidades está delante de Galicia: hasta 38 puntos les sacan los niños gallegos a los extremeños en Ciencias, por ejemplo. El caso de Extremadura es especialmente llamativo, porque el porcentaje de sus alumnos que saca más de un nueve en la fase general de selectividad es hasta el doble que en otras regiones.

Hay quien justifica las «notazas» de ciertas comunidades en la necesidad de competir con alumnos de otras zonas. Un ejemplo: un estudiante de Badajoz tiene que salir de su comunidad si quiere Farmacia. Entonces, competirá con otros jóvenes gracias al llamado distrito único (uno puede pedir plaza donde quiera); lo mismo pasa en Canarias, con limitación en las opciones para estudiar. Pero en el caso contrario también se nota cierta «generosidad» en las notas: es lo que ocurre en Madrid. Los estudiantes de esta comunidad tienen que competir con aquellos más brillantes llegados de todo el Estado que quieren cursar sus estudios en la capital. Así, la nota de corte más baja en Medicina en la comunidad es de 12,575, y eso que tiene cinco facultades públicas. Es decir, si un joven que vive en Madrid quiere estudiar en su comunidad se enfrenta a las mejores notas de todo el Estado.

En Galicia no se ve, por tanto, con malos ojos eso de una selectividad única, porque teniendo en cuenta los parámetros PISA (terceros en Ciencias, cuartos en Lectura y algo más lejos, séptimos, en Matemáticas), es muy probable que esa opción abriría a los estudiantes gallegos la posibilidad de realizar sus estudios en cualquier parte, incluida su propia comunidad. Fernando Rey cree que esta propuesta tendrá buena acogida en las comunidades punteras y será más difícil en las que están peor situadas.

Otra opción es ir paso a paso. Primero establecer un pacto de Estado, después unificar la formación del profesorado y establecer parámetros de calidad de la enseñanza en todo el territorio (a través de las famosas reválidas muestrales) y, finalmente, pensar en pruebas comunes.