A tres kilómetros de Lalín se esconde un bosque que alberga los castaños más altos de Europa. Un enclave que tiene vida propia y que inspiró a la escritora coruñesa algún episodio de Los pazos de Ulloa.

maría guntín
Graduada en Periodismo por la UCM y Máster en Periodismo Avanzado Multiplataforma de La Voz de Galicia. Yo escribo desde la delegación de Lugo, pero tú puedes escribirme a maria.guntin@lavoz.es

Algunos de los castaños y robles más altos de Europa, vacalouras que están en peligro de extinción y un manto de quitameriendas conforman la fraga de Catasós, a poco más de tres kilómetros de Lalín. Un paisaje envolvente y frondoso que se convierte en una cueva de 4,5 hectáreas. Su fauna y flora inspiraron en tiempos a Emilia Pardo Bazán, y son numerosos los estudiosos de la escritora que aseguran que ambientó en este bosque su obra Los pazos de Ulloa. Pardo Bazán llegó hasta aquí tras casarse con don José Quiroga -la fraga también se llama Carballeira de Quiroga-, descendiente de una familia que tenía un pazo en esta zona, por lo que la coruñesa pasó largas temporadas en este lugar. Su obra podría ser un paralelismo de este bosque: naturalismo versus naturaleza, la confrontación de que lo real es natural y es que, como ocurre en este lugar, los troncos son los que ponen los límites. La escritora refleja en su obra un retrato nítido de la sociedad del momento, una descripción fiel de lo social y del entorno.

Los árboles, derechos como veleros, conforman un sendero corto y ameno de poco más de un kilómetro, apto para un paseo familiar de domingo. La fraga fue declarada Monumento Natural por la Xunta en el año 2.000, forma parte del catálogo de árbores senlleiras y algunos castaños tienen más de 300 años, miden más de 30 metros de alto y 5,5 de perímetro. Presentan la mayor tasa de crecimiento de toda Europa.

Este bosque es un laboratorio natural con árboles caídos que se convierten en bancos con vistas al paraíso. De repente, a media tarde, un corzo atraviesa el bosque y confirma que esta fraga es la casa de muchas especies animales. Hay hongos, musgos y líquenes, además de caracoles e insectos, ranas y otros pequeños mamíferos que buscan refugio en las cavidades de los troncos de los árboles.

En la Carballeira de Quiroga es recomendable cerrar los ojos y escuchar. Los pájaros cantan y en los árboles suena la música del viento que transforma el mundanal ruido en un oasis de paz y tranquilidad.

Catasós saltó a los medios de comunicación hace unos años en los que una línea de alta tensión amenazo los más de 2.000 árboles de este espacio. Los vecinos se movilizaron, pero el asunto aún no ha terminado.

Cómo llegar

A cuatro kilómetros de Lalín, dirección Ourense, por la N-535.

Sendero

Un kilómetro y medio de camino basta para disfrutar del silencio de la fraga.