Los cerditos más dulces son de Lalín

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

LALÍN

MIGUEL SOUTO

No valen para echar a la pota del cocido, pero su praliné de almendra cubierto de chocolate encandila

06 feb 2020 . Actualizado a las 08:38 h.

En un lugar como Lalín, donde se presume del mejor cocido del mundo y se rinde culto al cerdo, no podía faltar un dulce representativo, y nada mejor en este caso que los Porquiños do Cocido. La idea fue de José Ramón Vilela Giráldez, un todoterreno que suma a su faceta de fotógrafo la de músico, panadero y repostero.

En el año 2016 abrió la panadería Do Gaiteiro, que además de vender pan también despachaba otros productos típicos de este tipo de establecimientos, como las empanadas, las empanadillas y bollería. Una carta que incluía melindres y almendrados.

Pero a Vilela, un hombre inquieto y emprendedor, debía parecerle que aquello no bastaba, y a fin de encontrar una forma de diferenciarse fue creando nuevos productos, «na procura de referentes da nosa identidade e da nosa cultura, cunha vinculación á terra». Así nacieron en el 2017 los Porquiños do Cocido, que debutaron en la Feira do Cocido de ese año y que causaron sensación. Se convirtieron en el primer dulce que representaba a Lalín de una forma genuina. Una cuidada presentación y su dulce composición hicieron el resto. Estos pequeños cerditos, que se venden en paquetes de nueve unidades, tienen un cuerpo de praliné de almendra con un toque de curri cubierto de chocolate. Su autor señala que «non hai outros porcos doces nin un produto deste tipo que represente máis a Lalín».

De su amor a la música tradicional viene el nombre de su establecimiento y el la marca Do Gaiteiro. Y a la gaita precisamente está dedicada otra de sus creaciones. Son As gaitiñas do gaiteiro, un homenaje a este instrumento icono de la música tradicional que, como apunta su autor, «leva o nome de Galicia en cada unidade».

El paquete está ilustrado por Leandro Lamas, con pájaros, motivos vegetales y una gaita. El fol de esta hace de ventana transparente, para dejar ver las galletas. El envase lleva impreso un fragmento de un poema de Manuel María: «Galicia é unha nai velliña, soñadora: na voz da gaita rise, na voz de gaita chora!».

Vilela comenta que «pedímoslle permiso para pór os versos, e non só nolo deron senón que pediron que lles mandaramos unhas galletas para telas tamén na Casa-Museo de Manuel María, e para nos é unha honra».

Las gaitiñas nacieron en el 2018, y se presentaron en la feria Corazón da Artesanía en julio de ese año en Agolada. En ellas destaca un toque de canela que le da un sabor característico.

Uno de sus primeros productos fueron las florentinas de almendra, cubiertas también de chocolate y elaboradas con harina de avena.

Son dulces artesanos de una gran familia que acaba de sumar recientemente unos caramelos de mantequilla con un toque salado. Esta vez como envase, Vilela optó por «unha caixa de chopo, similar á dalgúns queixos na zona, pero con tapa». Unos tofes que ya están teniendo éxito en el mercado, al igual que su granola tostada artesana.

Explica que «é unha combinación de cereais e froitos secos mesturado con aceite e mel, con pebidas de chocolate». El secreto de su sabor, dice, es «que vai ao forno, e ese tostado é o que lle achega unha parte crocante». En su composición se suman copos de avena, azúcar moreno, almendra laminada, nueces, uvas pasas, miel, chocolate, aceite de girasol y canela.

Mientras hablamos, a Vilela, que es presidente de la asociación de música y baile Carballo da Manteiga, le suena el teléfono. El tono de llamada, como no podía ser de otro modo, es una pieza de gaita. Una labor que compagina con la de una tienda de fotos dividida en dos partes, una para cada oficio. Hace poco, dejó de hacer pan para volcarse más en este tipo de productos diferenciados con los que recorre las ferias, y que tienen más salida, además de tener una vida más larga que la del pan, «que dura un só día». Mientras, poco a poco, esta dulce familia artesanal se va ampliando sin pausa y con mimo.