«Dar apoyo forma parte de mi manera de ser»

xacobe lamas BUEU / LA VOZ

DEZA

RAMON LEIRO

Esta marinense dirige la segunda asociación para afectados de párkinson más grande de Galicia

09 ago 2020 . Actualizado a las 11:29 h.

Los vascos nacen donde quieren y muchos gallegos nacen en el País Vasco aunque no quieran. Casi siempre por motivos laborales. Es el caso de Begoña Cerqueiro (1971), que vino al mundo en San Sebastián, adonde sus padres emigraron por trabajo. Pero con solo un año toda la familia volvió a la parroquia de Ardán, de donde son originarios. Y Begoña no volvió a vivir fuera de Galicia.

Conociendo la vinculación histórica entre Galicia y el País Vasco, no sorprenderá a nadie saber que su padre, José, fuese marinero. Y embarcado fue donde cambió su vida. Un día, Begoña y su familia fueron a recibirlo al puerto, después de un trabajo de varios meses, y el hombre bajó encorvado y sin expresión en la cara. Sus compañeros dijeron «que no estaba bien y saltaba a la vista que era cierto», relata Begoña. El médico que lo atendió a su regreso intuyó el problema y lo envió al neurólogo, quien diagnosticó la enfermedad de Parkinson.

Es por ello que José acabó siendo socio fundador, en el 2003, de la Asociación contra el Parkinson Galicia-Bueu, que hoy lleva el nombre Asociación de Parkinson de Pontevedra (Apropark). Y al mismo tiempo, Begoña comenzó a colaborar con ellos también. Con el tiempo, acabaría siendo empleada.

Porque Begoña es trabajadora social. Estudió la carrera en Santiago, a finales de los ochenta. Reconoce no saber en qué momento preciso tomó la decisión de dedicarse a ello, pero llega a una conclusión: «Es que va con mi forma de ser. No puedo pasar al ver una situación desfavorable. No puedo mirar a otro lado». Un espíritu solidario, pero también reivindicativo, que ya poseía en su juventud.

«Yo era una niña obediente, muy estudiosa. Pero eso no quiere decir que fuese callada o tímida. Era muy sociable y activa, me metía en todos los fregados. Y había una cosa que tenía clara. Mi familia estaba repleta de hombres y yo era ‘la niña de la casa’. Pero yo no quería ser solo eso. No quería ser solo ‘la mujer de’. Quería ser una mujer que hiciese algo». Un inconformismo que chocaba con la sociedad rural de los setenta en la que creció: «Tenía que reivindicarme y demostrar que podía hacerlo constantemente». Vaya si lo demostró.

En su mochila, muchos años de trabajo con personas sordas, con presidiarios y también en residencias de ancianos. Empleos en A Coruña, Vigo, Lugo y otros sitios de la geografía gallega. Aunque, «viviese donde viviese, los fines de semana me volvía a Ardán». Donde estaba su familia: su marido Carlos y sus hijos.

Hoy, Begoña es la presidenta de Apropark. Llegó a ese puesto en 2013, cuando la anterior directora tuvo que dejarlo por motivos de salud y fue la única persona que se presentó. «Nadie quería hacerlo y, la alternativa era que la asociación desapareciese». Así que tomó la iniciativa, otra virtud que demostró desde su juventud. Ella habla de una «cuestión de responsabilidad».

 Mejorando vidas

La labor de Apropark está dirigida a informar a familiares y afectados por el párkinson acerca de la dolencia y, sobre todo, a ofrecer actividades enfocadas a minimizar los síntomas: «El origen del párkinson es aún desconocido y el tratamiento consiste esencialmente en mitigar los síntomas y retrasar su avance». Esto se consigue a través de medicación, pero, sobre todo, del trabajo físico, la fisioterapia y la logopedia. Actualmente prestan sus servicios en diferentes centros de Bueu, Pontevedra y Vilagarcía: «No tenemos un local central en el que hacerlo todo, que sería lo ideal».

Y es que el trabajo de estas asociaciones no es fácil de llevar a cabo. Su propia supervivencia depende en gran medida de las subvenciones: «Es duro. Tienes que andar peleándote con propios y extraños. Y muchas veces ese sacrificio no está reconocido». Al hablar, lo hace en nombre de todos los voluntarios de la asociación.

En todo caso, el duro trabajo tiene sus frutos. Nacieron con solo cinco asociados y hoy son unos 170. El crecimiento de la asociación es sinónimo de que las cosas se están haciendo bien. También las palabras de la gente a la que ayudan: «Muchas veces me han dicho afectados o familiares que sus vidas han cambiado por completo después de conocer la asociación». En su seno, además, se forjan vínculos entre los asistentes que luego trasladan a su vida diaria. Grupos de amigos que han nacido en la asociación y que ahora se reúnen con frecuencia y que se sirven de apoyo entre sí.

Para rematar, lanza un mensaje, pensando en quienes son diagnosticados y viven de espaldas a la realidad, que no son pocos: «Cuanto antes se comience el tratamiento, los resultados son mejores». Y explica que «hay personas que no vienen porque temen encontrarse un panorama deprimente».

Y no es así; el ambiente de la asociación es, al contrario, cálido, amable. El ambiente que Begoña y sus compañeros consiguen imprimir. El ambiente de un lugar y de un grupo de gente que trabaja a diario por mejorar la calidad de vida de otras personas.

A las actividades de Apropark acuden personas de todo el norte de la provincia. Tienen locales en Pontevedra, Bueu y Vilagarcía de Arousa, en las que se llevan a cabo actividades físicas, y sesiones de fisioterapia y logopedia, entre otros tratamientos.