PSOE y BNG a la greña, el PP aplaude y Silleda estupefacta

P. V. LALÍN / LA VOZ

DEZA

Cuíña y Da Torre llevan la relación a un punto sin retorno, grave al ser pesos pesados en sus grupos.
Cuíña y Da Torre llevan la relación a un punto sin retorno, grave al ser pesos pesados en sus grupos. M. M.< / span>

Dos sueldos eliminados «idóneos» para pagar pistas y basura

02 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Silleda, estupefacta e in crescendo. A media legislatura los acontecimientos políticos la desbordan. El PSOE tiene versión propia. El BNG, también. Y el PP, que vive la película entre agitador y forofo, aplaudiendo la batalla de la izquierda. Un esperpento político donde verdades y mentiras, resquemores y envidias, celos y protagonismos van dejando posos de difícil retorno a aguas mansas. Y, cada día que pasa, se van acabando los espacios para pequeñas partidas y solo quedará retornar a épocas recientes de censura. Ya sé que el BNG nunca dará la alcaldía al PP. Pero ya conocí verdades que dejaron de serlo en política.

Desde fuera, no se repara en matices, importantes, pero no se repara. Se hacen lecturas que quizás no se hagan en los comités y en los grupos de los partidos, quizás cegados por argumentar sus verdades y desmontar las del rival.

Fuera de esos círculos a día de hoy se acumulan las cosas y las simplifican. En Silleda había tres dedicaciones y queda una. Quedaron sin salario dos ediles, Matías Rodríguez da Torre (BNG) y Manuel Cuíña (PSOE) y, si no fuera por razones personales, en los actuales enfoques de política y crisis, tampoco se ve mal. Además se presta a la ironía. Matías, cargado con su razón, dejó tirado el acuerdo de gobierno con el ministerio en el arreglo de la pista de Lamela. Y el salario de Matías compensa al menos el gasto municipal en la pista que iba a pagar Madrid. Una de la razones de BNG (+PP) para retirar el sueldo a Cuíña fue no pagar la basura, afrenta que el pueblo que paga no perdona. Con su salario seguro que se puede pagar atrasos de esa tasa. Es mucho salario para 30 euros anuales pero se puede trasladar, por aquello de ser edil de Servizos, a compensar la gestión del recibo del agua nunca resuelta que acumula IPC que paga el Concello (los silledenses).

Estas acciones, una directa de la alcaldesa con el cese-expulsión de Matías, o la moción del BNG (+PP) en el de Cuíña, por mucho que se apele a rotura de pactos o a déficit de gestión democrática, desde fuera se ve como lévanse mal e danse caña. Y cada grupo va dando donde puede. Hace meses que en estas páginas se sigue la posible moción a Cuíña, «sería unha vendeta» había declarado la alcaldesa.

Y entre acciones democráticas o vendetas se abren ventiladores. Muchos de favoritismos familiares y, otros, que uno no paga la basura y muchos no actualizan su IBI. Ya son muchos malos, y hablo de políticos, claro. Pero la respuesta más rápida fue en el último pleno. El gobierno humillado (por las caras y pataleo posterior) con la reprobación con pérdida de sueldo, reaccionó al momento situando a Da Torre a los pies de los caballos. Gestionó una factura falsa para trabajadores en situación irregular, dijo la regidora. Hay impacto porque cuanto más purismo se vende en la gestión, si roza algo se siente más. Da Torre, como hizo Cuíña, reconoce aspectos pero niega la mayor. Y como en el caso de Cuíña, el error es de otros.

Y en esos pagos andamos a día de hoy. Y esos posos, citas sin argumentos de defensa (que ya tuvo cada uno), son los que resume el vecino y fija opinión.

crónica política Guerra de destrucción entre los grupos silledenses