Los expertos temen un 2013 igual de crítico por la falta de factores diferenciales
DEZA
Creen que el PIB de la provincia seguirá cayendo debido a las incertidumbres de la economía nacional y autonómica
09 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.«En el mejor de los escenarios, en el 2013 se podrá ralentizar la caída de la economía»
Jorge González Gurriarán
«Mientras el crédito no fluya, el día a día de las pymes será complicado al no poder hacer cosas»
César Martínez Gómez
«La pelota está en un tejado que nos queda muy lejos; somos espectadores de esta situación, pero no otra cosa»
Julio Sequeiros
«No hay elementos significativos que nos permitan decir que se va a esquivar la situación a nivel provincial»
Baltasar Manzano
«El 2013 va a ser un año claramente negativo, parecido al 2012, no hay nada que diga que esto va a cambiar»
Manuel Lago Peñas
¿Y en el 2013 qué? Pues básicamente, a tenor de lo que dicen los expertos, más de lo mismo. Un PIB en retroceso, más desempleo y nuevas políticas de ajuste. La Voz ha consultado a economistas y catedráticos de prestigio en Galicia y su diagnóstico sobre las perspectivas económicas para el año que está a punto de comenzar no es demasiado halagüeño. Todos coinciden en señalar que el futuro a corto plazo está condicionado por la dependencia de la provincia de lo que ocurre fuera de ella. Muy especialmente en Madrid y Bruselas. Y que Pontevedra carece de elementos diferenciales ajenos a la crisis que cuenten con la dimensión suficiente para ejercer como motores de su economía.
Jorge González Gurriarán, catedrático de Organización de Empresa de la Universidade de Vigo, sostiene que, en el mejor de los casos, el año que viene se podría «empezar a ralentizar la caída de la economía». Subraya que no se puede realizar ningún análisis sin tener en cuenta el entorno y que sectores como el de la automoción, por ejemplo, dependerán de las decisiones que se tomen fuera de nuestras fronteras. González Gurriarán rompe una lanza en favor de sectores como el «agromar o el turismo», pero admite que el mayor peso de la industria en la provincia podría retrasar la salida del túnel.
En la misma línea, Julio Sequeiros, catedrático de Economía Aplicada de la Universidade da Coruña, advierte que en la actual coyuntura «no somos más que espectadores, y sufridores. La pelota está en un tejado que nos queda muy lejos». Sequeiros intuye que la situación se deteriorará en el 2013 y alerta de que los informes de Bruselas, el FMI o Funcas apoyan esta tesis. «El Gobierno prevé una contracción del PIB de medio punto, pero estos estudios hablan de hasta el 1,7 %. Además, nada parará la destrucción de empleo».
Una opinión que comparte igualmente Manuel Lago, economista de Comisiones Obreras, quien cree que el que viene será un ejercicio muy parecido al del 2012 en lo económico. «El ciclo de negocio de las empresas seguirá mal, el crédito estará en mínimos y habrá nuevas políticas de ajuste -arguye-, por lo que será un año claramente negativo».
Lago afirma que la provincia podría encontrar algún modesto balón de oxígeno en sectores como el naval si se confirma la aprobación del tax lease, pero sin que ello suponga un cambio radical de la tendencia.
Baltasar Manzano, profesor de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo, destaca también que la renovación de este instrumento dirigido al sector naval puede generar un impacto positivo, pero, en términos globales, «no hay elementos significativos para esquivar esta situación de crisis a nivel provincial», concluye.
Que fluya el crédito
El quinto experto consultado secunda buena parte de estas tesis y las traslada a la calle. César Martínez Gómez, economista pontevedrés y miembro del Consello Social de la Universidade de Vigo, trabaja a diario con el mundo de la empresa y precisa que en tanto el crédito no vuelva a fluir, será imposible invertir la curva negativa. «Esta situación complica mucho la vida de las pymes porque quieren hacer cosas pero no pueden».
Martínez destaca que la recuperación económica de Pontevedra y su área de influencia y de Vigo y su comarca podría caminar algo desacompasada por la dependencia de la primera del sector público (léase los miles de funcionarios) y del mayor peso del sector industrial de la segunda.