Lalín cerró un «octubre negro» con muertes violentas y oleada de robos

La Voz LALÍN/LA VOZ.

DEZA

Además, una septuagenaria fue agredida por los asaltantes que robaron en su joyería

02 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El Día de Todos los Santos llenó ayer de familiares y amigos los cementerios de las comarcas. Una jornada triste para iniciar un nuevo noviembre, aunque seguro que en Lalín se recibirá con alivio. Supuso cerrar un mes de octubre trágico, como nadie recuerda en décadas en este municipio dezano. En menos de tres semanas se sucedieron las muertes con violencia, los suicidios y una oleada de robos, especialmente en chalés del rural pero también en coches del casco urbano. Un mes que ni las autoridades políticas ni los representantes de las fuerzas de seguridad creen tiene precedentes en las últimas décadas.

Unos asaltos a chalés que se saldaban con botines millonarios en joyas y que despertaban la preocupación vecinal. El miedo se apoderaba también de los comerciantes de Lalín después de que una joyera septuagenaria fuese atacada por dos hombres que robaron varias mantas de joyas en su establecimiento. El robo fue cerca de las 13 horas y la mujer fue golpeada contra el mostrador de cristal, lo que le provocó cortes y la rotura del tabique nasal.

Conmoción vecinal

En esa crónica negra de octubre el rural ha tenido principal protagonismo. En distintas parroquias ocurrieron las muertes y también los asaltos a viviendas. La primera fecha marcada nos retrotrae al día 12. El hijo mayor de una nonagenaria de Moneixas, Celia Portas González, se encontró su cadáver junto al de su hermano, José Areán Portas, de 52 años, en una misma habitación que estaba cerrada por dentro. Ambos habían fallecido días antes por distintas causas.

Las investigaciones determinaron que la anciana murió por un único golpe seco propinado por su vástago en la sien, empleando para ello el contrafilo de un hacha. El autor del parricidio murió de un infarto previsiblemente causado por la ingesta de algún tipo de sustancia, ya que había cajas de medicamentos en la casa, en su mayoría diuréticos y antibióticos. Unas circunstancias que acabará de desvelar el informe toxicológico realizado y del que no se tienen aún los resultados.

Ese primer caso con dos fallecidos activó alarmas en Lalín sobre la situación en la que vivían. La mujer padecía alzhéimer y su hijo un grave trastorno psíquico. Una situación que desencadenó la alerta en los servicios sociais municipales desde donde se hacía un llamamiento a los lalinenses para que en el caso de conocer algún caso parecido que pudiera requerir la ayuda de servicios de atención especializados lo notificasen al Concello.

A esta trágica noticia se añadía la muerte de un policía local que apareció muerto en su domicilio.

Si el día del Pilar se convertía en una jornada negra con la muerte de madre e hijo en Moneixas, el pasado viernes lo que empezaba como un trágico incendio que acababa con un desenlace nada esperado. Durante horas los servicios de emergencia y la Guardia Civil buscaron infructuosamente los cadáveres de José Mouriño y su esposa Carmen Reboredo, que finalmente aparecían vivos y en perfecto estado de salud en la fosa de purín de la explotación ganadera que poseen y que se encuentra pegada a la casa.

Antes de eso la policía judicial se había encontrado a su hija Sonia Mouriño Reboredo, de 22 años, muerta en su cama, con la cabeza reventada y en un charco de sangre. En otra habitación del primer piso de la vivienda se encontraba otro cadáver, el de Amador Fernández Quinteiro, de 89 años, que falleció intoxicado por el humo del incendio. Los bomberos y efectivos de Protección Civil tardaron horas en extinguir el incendio provocado en la vivienda. .José Mouriño permanece en prisión desde el domingo y la jueza decretó ya el ingreso en la misma cárcel que su esposo, de Carmen Reboredo. Un traslado a A Lama que no se hará efectivo hasta que la mujer no sea dada de alta en el hospital Clínico.