El nanosatélite se lanzará en verano

David Suárez Alonso
David Suárez VIGO/LA VOZ.

DEZA

La Universidad de Vigo ultima el diseño del dispositivo, 50 veces más ligero que uno normal. Estará montado antes de que acabe el año. Empieza la cuenta atrás

31 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Queda apenas un mes para que el primer nanosatélite de la Universidad de Vigo deje de ser un diseño y sea una realidad. Un grupo de profesores y alumnos lleva trabajando más de dos años en este proyecto, que situará a Galicia en la pole position de un nuevo escenario en el campo aeroespacial. El reto es conseguir demostrar que con un dispositivo de cuatro kilos se puede hacer buena parte de las operaciones desarrolladas por los satélites que pesan doscientos. En un mundo en el que progreso significa conseguir tener las tecnologías más avanzadas en el dispositivo más pequeño, el sector de los satélites no se podía quedar al margen.

Hace poco más de una década era impensable hablar de un satélite de menos de cien kilogramos pero ahora en Vigo se está trabajando con un dispositivo de poco más de cuatro kilos. Han tenido que comprimir todo el material al máximo y, por ejemplo, el sistema que permitirá configurar la radio desde el aire pesa solo 50 gramos.

La Escuela de Telecomunicaciones de Vigo es el centro de operaciones del proyecto. Allí ya se ha instalado la toma de tierra que recibirá la información del satélite, cuyo lanzamiento está previsto para el próximo verano. La Agencia Espacial Europea aún no ha confirmado fechas pero en Vigo ya manejan su propio calendario. «No podemos tener parado el satélite mucho tiempo y en diciembre estará listo», explica Fernando Aguado, que se encarga de coordinar la labor de los departamentos implicados en el proyecto. Su alternativa, si la opción oficial se retrasa, es lanzarlo en vuelos comerciales y ya han contactado con agentes indios y rusos. El equipo que lidera el profesor Jorge Marcos Acevedo, de la Escuela de Industriales, se ha encargado de certificar que el nanosatélite cumple con los requisitos y calidades obligatorios. Necesitan saber que cuando lo metan dentro de la lanzadera «no va a hacer nada raro».

Una de las principales dificultades técnicas ha sido conseguir establecer conexión con el satélite permanentemente, a pesar de que estará en movimiento y girando sobre sí mismo. El profesor Marcos Arias Acuña es uno de los que lleva meses realizando simulaciones con las que se ha probado que se recibirán datos incluso con el satélite mal colocado y a 3.500 kilómetros de distancia de Vigo. Este es el peor escenario posible ya que el satélite se mantendrá a unos 1.470 kilómetros del punto más próximo de la Tierra dando una vuelta cada hora y media.

En el mes que les queda de trabajo hasta tener el satélite listo buena parte de la labor se desarrollará en la cámara de termovacío, que simula las condiciones en las que va a estar el aparato cuando se lance. Como explica el vicerrector de Transferencia, José Antonio Vilán, hay que asegurarse de que una vez montado el nanosatélite sigue funcionado cada parte correctamente, que se desplieguen las antenas, funcionen los paneles solares y se mantenga su protección a la radiación.