Más serenidad

José M. Fernández

TORRE DE MARATHÓN

14 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Me parece que llevamos un camino de autodestrucción irreparable». Así definió Víctor Fernández la situación que atraviesa el Deportivo desde los incidentes que acabaron con la vida de Francisco Javier Romero, Jimmy. Los hechos, una semana después, siguen dándole la razón.

Y es que desde entonces, nadie ha aportado el grado de serenidad y cordura necesario para poner fin a una crisis que amenaza seriamente a una institución centenaria. Tampoco las autoridades, esas que con su actitud contemplativa han optado por eludir sus propias responsabilidades, mirar hacia otro lado y ni siquiera han sido capaces de cumplir con el mínimo exigible: aclarar lo sucedido la mañana del 30 de noviembre en las cercanías del Vicente Calderón y detener a todos los implicados. Discursos grandilocuentes y vacíos al margen, a estas alturas, nadie ha puesto sobre la mesa una medida que sirva para apaciguar los ánimos o encontrar una salida entre tanto caos. Tampoco las peñas, que el viernes hicieron público un comunicado que añade gasolina a un fuego aviesamente avivado por quienes han utilizado al club para sus propios intereses.

Poner en el punto de mira a una directiva a la que probablemente le faltó calma para tomar decisiones o apelar al victimismo, sin un ápice de autocrítica, es tan disparatado como que alguien pretenda criminalizar a toda una afición. La única forma de que el Deportivo pueda salir indemne de una crisis que nunca debió de traspasar los muros de Riazor es la exigencia de aclarar lo sucedido y la serenidad para aceptar que las gradas -también las de Riazor- no son diferentes al resto de la sociedad, con defectos y virtudes.