Un prestigioso abogado relacionado con el mundo del fútbol, dijo desde el minuto uno del proceso concursal que el Deportivo no corría peligro de liquidación: «El club no se cerrará pase lo que pase porque el juez no dejará que suceda. El juez de un concurso es una especie de dios que por encima de las normas aplica una suerte de ley natural de orden superior o divino que viene a decir salvarás al club de tu ciudad por encima de todas las cosas». Un aficionado tipo no estará orgulloso de que su club se salve tras un proceso de dudosa regularidad, pero lo olvidará todo con la rapidez que se olvidan aquellos penaltis injustos que nos dan la victoria. El fútbol es así.
Afortunadamente para la supervivencia del Deportivo, los jueces temen más al fútbol que al narcotráfico. Rafael García, juez sustituto que lleva el concurso, está convirtiendo en buena la teoría del abogado del principio. Su trabajo ha demostrado un gran afán por sacar adelante al querido Dépor. Y ya queda poco para que lo consiga y para que le aplaudamos como al artífice de una victoria de capital importancia. Lo que no se entiende es su aparente falta de determinación con todas las irregularidades que se han desvelado desde que en enero se admitiera la solicitud de convenio de acreedores del Real Club Deportivo de La Coruña. Cabe preguntarse si todo esto sucede porque, además del fútbol, la judicatura también es así.