Hoy es uno de esos domingos en el que los aficionados, como en este caso sucede a los deportivistas, conocerán el resultado antes de sentarse a la mesa. Que esto sea así, ofrece al seguidor la posibilidad de tener una comida tranquila, alegre, y reforzando las ilusiones de cara al futuro. Por cierto; nada de esto sucedía en mis tiempos, cuando el seguidor mataba las hora de la tarde con intranquilidad y mirando con frecuencia para el reloj, ansiando el final si el marcador era favorable. El fútbol, como los toros, se jugaba por la tarde.
Los tiempos cambian y hoy es uno de esos domingos modernos, madrugadores, en los que el día festivo puede terminar convirtiéndose en amargo. Ello dependerá de los números que finalmente señale el marcador en sus casilleros, que son dos: visitante y local. En el fútbol, los números ganaron mucho terreno y no se quedaron solo en los resultados de la jornada, sino que su influencia se prolonga en complicados cálculos que para mentes normales que no les resulta fácil imaginar el final.
Resaltar que a la mayoría de los seguidores de los equipos de fútbol, lo único cierto que les preocupa es simplemente el marcador del partido. Los problemas en los que se encuentra el club «ya los resolverán otros». El caso es ganar, dicen. Hoy lo sabremos muy pronto, y mañana, a vueltas con otros números: los del agujero patrimonial que aparecen en el Deportivo.