El Real Madrid vence pero no convence en Mendizorroza (1-2)

Víctima de los males recurrentes que vienen acechándole desde hace un mes y medio, el Real Madrid volvió a jugar con fuego este domingo en Mendizorroza (1-2) y no acabó quemándose de milagro. Un gol de Rodrygo a pase de Vinicius dio tres puntos imprescindibles a los blancos para sostenerle la pelea a un Barça que no afloja y mantener con un hilo de esperanza a Xabi Alonso, que conserva el cuello pero sigue en la cuerda floja.

El tolosarra recuperó para la causa a Mbappé y bien que lo agradeció porque el astro francés abrió el marcador en la primera parte, pero su equipo cayó pronto en la espesura y tuvo que aferrarse a otra parada milagrosa de Courtois para irse por delante al descanso. La irrupción de Carlos Vicente mediada la segunda mitad premió a un Alavés que fue de menos a más y castigó a un Real Madrid que volvió a dejar una preocupante imagen de impotencia por momentos, pero que salió a flote de la mano de sus dos extremos brasileños y obtuvo un triunfo pírrico que ni mucho menos servirá para calmar las aguas.

Las lesiones y las sanciones dejaron escaso margen de maniobra a Xabi Alonso, que confeccionó un once de circunstancias con el canterano Víctor Valdepeñas cubriendo el lateral izquierdo mientras Valverde ocupaba el derecho, Arda Güler de nuevo en la sala de máquinas y Mbappé como principal referente ofensivo, escoltado por Vinicius y Rodrygo. El crack de Bondy llegaba a la cita entre algodones, pero incluso estando limitado en el apartado físico es una amenaza de primer grado.

Suyos fueron los dos primeros fogonazos del Real Madrid, que asumió enseguida el mando frente a un Alavés de espíritu reactivo. A la tercera acometida fue la vencida. Robó Rodrygo ante Denis Suárez, aceleró Bellingham en la divisoria y conectó con Mbappé, que percutió desde la izquierda y soltó un derechazo inapelable para alcanzar la séptima decena de goles con la camiseta del Real Madrid en año y medio.

La diana de Mbappé obligó a cambiar el paso al Alavés, que hasta entonces se había conformado con disponer un bloque bajo de esos que suelen atragantársele al Real Madrid, pero que reaccionó con bravura. El conjunto babazorro aprovechó el paso atrás que dieron los blancos para asomarse al área de Courtois y tuvo una gran ocasión para empatar justo antes del descanso con un remate a bocajarro de Pablo Ibáñez que repelió con la cara el cancerbero belga, salvador de nuevo de un equipo que no transmitía alegría.

Cabe exigirle mucho más al Real Madrid que limitarse a administrar una exigua renta y dejarse someter por un rival de la zona media de la tabla, pero a los blancos les falta energía, consistencia y clarividencia, lo que dio alas a un Alavés sobrado de oficio que defiende bien, se complica poco y también tiene un portero que le hace más fácil la vida.

Anodino

Dos grandes intervenciones de Sivera en respuesta a disparos de Mbappé y de Vinicius mantuvieron en pie a los albiazules al inicio de la segunda parte, donde volvió a verse a un Real Madrid anodino e indoloro, escaso de finura y de ideas y en el que solo brillaba la figura de Tchouaméni como zapador en el centro del campo. Pintaba feo el panorama para el cuadro visitante y los cambios de Coudet lo empeoraron aún más.

Fue entrar Carlos Vicente en acción y lograr el Alavés el empate después de que un pase filtrado de Antonio Blanco abriese pradera para que el extremo fusilase a Courtois. Y pudo aumentar el castigo el Alavés, porque Carlos Vicente le metió un centro medido a Toni Martínez que hubiera acabado en la red de no ser porque Asencio encimó lo justo al delantero para ensuciar el remate.

Ocurrió que cuando peor estaba el Real Madrid apareció al fin Vinicius, que sacó de rueda a su marcador y asistió a Rodrygo para que el paulista, que acabó retirándose lesionado, marcase por segundo partido consecutivo. La resurrección del 11 ayudó a mantener con vida a Xabi Alonso en un partido que, sin embargo, arroja aún más dudas sobre el proyecto del vasco.

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