El error histórico del circuito europeo queda en evidencia

Manuel Piñero

DEPORTES

Jasen Vinlove | REUTERS

14 jun 2023 . Actualizado a las 20:41 h.

El US Open llega a un campo histórico, pero donde nunca se disputó ningún grand slam. Los jugadores hablan muy bien del North Course de Los Angeles Country Club, aunque no hay duda de que responderá a la dureza que es seña de identidad del US Open, con greenes duros, rapidísimos, y donde los golpes de salida con el driver resultarán claves. Un par de hoyos ofrecen la posibilidad de obtener recompensa de una salida larga y certera, como el 6, un par 4 de 300 metros, en los que habrá quien elija arriesgar para estar en green con un golpe.

Confío en que Jon Rahm pueda estar en la pelea por el título. Destacaría también a Viktor Hovland, que está fino, y a Brooks Koepka, quien recuperó con el título en el PGA ese idilio con los majors que le había llevado a encadenar cuatro grandes en dos años y pico, entre los años 2017 y 2019. Otro jugador del LIV Golf con opciones es Cameron Smith, un competidor muy fiable. Y añadiría alguien que conoce muy bien el campo y luce por su regularidad, como Max Homa.

Será el primer major tras la paz entre los circuitos que estaban enfrentados, después de dos grandes tensos, con el éxito de Rahm en el Masters como un éxito también para el PGA Tour y la victoria de Koepka en el Campeonato de la PGA como una victoria simbólica del LIV. En realidad, el acuerdo era inevitable porque el cisma no le interesaba a nadie: ni a los profesionales, ni a los circuitos tradicionales, incapaces, a largo plazo, de competir con el dineral saudí. Ni siquiera el PGA Tour, que tuvo que tirar de sus reservas para elevar sus premios y retener a sus principales figuras. Pero el gran error histórico lo cometieron hace unos años los rectores del circuito europeo. Si se hubieran asociado con el capital saudí, habrían convertido su calendario en el mejor del mundo. Pero lo rechazaron y, con el tiempo, sus campeonatos han perdido peso.

Los jugadores europeos deberían de pedir ahora responsabilidades a los culpables de ese error estratégico e histórico.

En esta guerra, muchos jugadores defendieron su postura sin enfrentarse a otros. Como Rahm, que permaneció fiel al PGA Tour sin insultar a quienes eligieron el LIV. No fue el caso de Rory McIlroy, muy agresivo en sus postulados. Y, al final, hablamos de profesionales, que juegan por dinero, como es natural, como ha sucedido siempre.