Toni Rodríguez Dovale: «En Asia y Estados Unidos yo era el diferente»

DEPORTES

El excéltico admite que hizo «auténticas locuras» para terminar sus estudios de Farmacia

09 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocos gallegos pueden decir lo que Toni Rodríguez Dovale (A Coruña, 1990): «Yo jugué en tres continentes». Lo hizo al máximo nivel, sintiéndose el diferente en otros mundos balompédicos y haciendo locuras para terminar sus estudios de Farmacia, aunque en un futuro se ve más ligado al balón que en una botica. Toni dice sin tapujos que fue el Lugo de Setién en donde más disfrutó como futbolista, que Luis Enrique es el de Twitch y no el de las ruedas de prensa y que el Celta siempre será su casa.

—¿Cómo definiría su trayectoria deportiva?

—Como intensa y enriquecedora. Tuve la suerte de jugar en muchos países y vivir diferentes culturas, diferentes formas de trabajar. Valoro mucho todo lo vivido.

—No deben de ser muchos los gallegos que jugaron en tres continentes...

—No tengo el dato, pero no creo. Para mí fue un aliciente disputar competición internacional.

—¿Está contento de que su trayectoria deportiva haya ido por esos derroteros?

—Muy contento. Si echo la vista atrás, cuando más he disfrutado del fútbol y de todo en general ha sido en otros países, con experiencias diferentes como jugar una competición internacional, pelear por títulos ganando alguno de ellos. Mis mejores momentos han sido en el extranjero.

—¿Qué diferencias encontró en el fútbol de cada lugar?

—El fútbol es parecido, pero las condiciones físicas de los jugadores varían un poco. En Estados Unidos es una liga muy física, en Asia normalmente los partidos son muy abiertos, porque hay más desorden táctico y los resultados son más abultados. A nivel táctico, en Europa es muy habitual utilizar cuatro defensores y en Asia lo normal es jugar con tres con independencia de cómo se organicen en el medio y en ataque. Se premia más el 3-3 que el 0-0.

—¿En qué fútbol se sintió más cómodo?

—En Europa. En España tenemos un corte de futbolista parecido y en Asia y en Estados Unidos yo era el jugador un poquito diferente. Eran todos muy físicos, de jugar con espacios y contraataque, y yo era el que ponía un poquito de pausa.

—¿Siempre jugó en la misma ubicación o según el país fue variando?

—La mayoría de las veces jugué en mi ubicación. Como más cómodo estoy es como media punta por dentro, pero, en función del sistema, también me caí a una banda.

—¿Cuál fue la situación más inverosímil que vivió estos años?

—La más difícil fue ir a Hong Kong y estar 21 días de cuarentena en una habitación encerrado con mi mujer y mi hijo por el tema del covid. No se podía ni abrir la ventana. Ahora me río, pero fue muy duro.

—¿Se ha encontrado con campos tercermundistas?

—No. Tuve la suerte de jugar siempre en clubes grandes con buenas instalaciones. Los mejores campos que me encontré fueron en la India, mejores incluso que los de España. Allí no dejan jugar como local al club cuyo campo no cumpla las condiciones. En Tailandia sí que pasa y en Hong Kong el césped es grama, como en Sudamérica.

—¿En qué equipo estuvo más cómodo?

—En lo deportivo, en el Lugo. Allí fue en donde más disfruté jugando al fútbol, con Quique Setién. Era un equipo que jugaba de memoria y en donde sabía en cada momento en dónde estaban mis compañeros, quién me la iba a pasar y a quién se la tenía que dar. Eso no lo tuve ni en el Celta.

—¿Cómo valora su época en el Celta?

—Con mucha felicidad. El mejor momento deportivo de mi vida fue el ascenso por todo lo que significó y por el hecho de que fuera en mi casa. Todos mis recuerdos del Celta son bonitos, aunque hubo momentos duros.

—¿Qué recuerdo tiene de Luis Enrique?

—Maravilloso. Se ha visto con esto del Twitch y el Mundial. Es un tío divertido, cercano y sincero. Lo recuerdo como alguien muy exigente en el campo, pero muy cercano y divertido fuera.

—¿Cómo sacó tiempo para estudiar?

—Hice locuras que no se pueden imaginar. Me vine de Estados Unidos para hacer tres exámenes en 36 horas, me cogí un vuelo desde la India para hacer dos en 24 horas y cuando estaba en España y tenía días libres, me iba de noche a Zaragoza, y hacía dos exámenes y volvía para entrenar. Hice lo que debía para tener estudios superiores universitarios. También creo que me ayudó a no tener siempre los ojos en la misma cosa. El tener otra rutina me hacía estar más tranquilo y darle menos vueltas a la cabeza.

—¿Piensa ejercer como boticario?

—Ahora mismo, no lo veo, pero tengo esa formación y la posibilidad de hacerlo si me apetece o la situación lo requiere, como fue con el tema de la pandemia. Estoy contento de haber acabado la carrera con buenos resultados.

—Pocos estudios, buenos coches y muchos tatuajes, ¿ese es el estereotipo de futbolista?

—Los futbolistas tienen acceso a una vida relativamente cómoda muy temprano y eso hace que no vean necesario estudiar, pero creo que es un tópico que está cambiando. Además, con independencia de que hayan cursado estudios superiores o no, la mayoría de la gente es bastante inteligente y bastante preparada por todo lo que viven y, por tener que madurar desde jóvenes, son gente espabilada. Lo de los tatuajes creo que es un tema de la sociedad, no de los futbolistas.

—¿Cómo lleva las molestias de la rodilla?

—Soy un afortunado. Desde que entré en el Celta siempre hice un trabajo de prevención que fui incorporando a mi rutina diaria el resto de mi carrera y hasta ahora había tenido mucha suerte. Esta es una lesión grave, importante y que requiere mucho trabajo.

—¿Se ve de entrenador, de agente o en otra profesión?

—Me gustaría seguir ligado al fútbol. Este deporte tiene cosas y sensaciones que solamente puedes vivir cuando estás ahí metido, y aunque lo que vives como jugador es irrepetible, a mí me gusta mucho el día a día y me veo en cualquiera de los campos.

—¿Cómo van los estudios para ser entrenador?

—Estoy en el nivel dos. Es algo que tenía pendiente, pero en el extranjero era muy difícil. Creo que tengo muchas cosas que aportar por todas las experiencias que he vivido.