Nadal-Ruud, crónica de una muerte anunciada

Tito Vázquez

DEPORTES

YVES HERMAN | REUTERS

05 jun 2022 . Actualizado a las 18:00 h.

Manuel Santana, el primer español en ganar Wimbledon en 1966 y el único junto a Rafael Nadal en lograrlo, me contó una anécdota durante un almuerzo en el All England Lawn Tennis and Croquet Club el año que Nadal venció a Roger Federar en la final del campeonato del 2008.

—¿Cómo hiciste para ganar Wimbledon?, le pregunté.

—Ese año, decidí no jugar Roland Garros, porque ya lo había ganado dos veces, y entrenarme en hierba. Me hice amigos de los australianos, que eran los mejores del mundo en esa superficie y después tuve suerte.

—¿Cómo que tuviste suerte?

—Sí, siempre hay que tener un poco de suerte. Uno de los favoritos, John Newcombe, perdió contra otro australiano Ken Fletcher en cinco sets. En cuartos de final, tuve suerte, y le gané a Fletcher 7-5 en el quinto.

—¿Y después?

—Después también tuve suerte. El clasificado número 1, el australiano Roy Emerson, perdió en cuartos contra su compatriota Owen Davidson. En semifinal contra él volví a tener suerte y gané 7-5 en el quinto.

—¿Y la final?

—La final la jugué contra el americano Dennis Ralston y, antes de jugar, yo ya sabía que la había ganado.

Este artículo lo estoy escribiendo al mismo tiempo que Nadal, el hombre de dos corazones está jugando la final de Roland Garros contra el noruego Casper Ruud.

Creo que a pesar de los nervios y la ansiedad del español por ganar su decimocuarto grand slam en París, debe haber sentido la misma sensación que Manolo después de atravesar el cuadro más difícil del torneo: venciendo a Alliasime (9 del mundo), a Djokovic (1) y, en una accidentada semifinal, a Sascha Zverev (3). En el desarrollo de ese partido contra el alemán estuvo 6-2 abajo en el tie break del primer set y tuvo un poco de «suerte» para superar esa situación. Sin embargo, el segundo set estaba muy parejo y el desenlace era imprevisible hasta que Zverev corrió a una pelota abierta sobre la derecha doblándose el tobillo, rompiéndose los ligamentos laterales del pie derecho, sin poder levantarse del suelo. El alemán salió de la pista central llorando y en silla de ruedas. Una vez más, el destino había «ayudado» al mallorquín. Los partidos se ganan en la cancha, pero un jugador de ese nivel sabe contra quién puede perder o no, y creo que Rafa en el momento que llegó a la final «supo que ya había ganado».

El juego de Ruud, especialmente del lado de revés, es incapaz de molestar al español. Es imposible jugar mejor de lo que uno es capaz, o hacer algo diferente, cuando no tiene la variedad de golpes necesarios para lograrlo. Ruud, que también entrena en la Academia Nadal en Mallorca, fue un convidado de piedra. El noruego es joven y esta experiencia le servirá en el futuro, pero Roland Garros 2022 ya tiene dueño. En un día soleado con las tribunas llenas, en su arena favorita, donde el español escribió la mejor parte de su historia, el matador está haciendo su faena. En estos momentos va ganando 6-3, 6-3 y 4-0.. El torero deja la capa y con una seguridad avasallante busca su espada, el estoque del torero y se dirige al centro del ruedo…