Germán Lux: «Me encontraba físicamente bien para seguir, pero las ganas ya no estaban»

DEPORTES

Abraldes

El exportero del Deportivo tomó la decisión de retirarse a finales del año pasado y, tras 21 años en la élite, se le abre una puerta en los banquillos... sin olvidar los guantes

03 may 2022 . Actualizado a las 21:18 h.

Construir con optimismo y sin mirar atrás. Así cimentó Germán Lux (Carcarañá, Argentina, 1982) su larga carrera como profesional. Una trayectoria que decidió dar por finalizada el 21 de diciembre del año pasado. No llegó a celebrar los 40 años bajo palos. El argentino comenzó su andadura en River Plate, destino en el que quiso poner fin a la misma. Cerró el ciclo en casa pero, entre tanto, disfrutó de Mallorca y de A Coruña. Seis años defendiendo la elástica del Deportivo bastaron para marcarle y crear un vínculo muy fuerte. Ahora, el Poroto se prepara para, en un futuro, entrenar a guardametas. 

—Hace unos meses se despidió del fútbol. Su vida será diferente.

—Sigo aprovechando el tiempo en otras cosas que, por la dinámica y la vorágine de tanto tiempo perteneciendo a un club, uno se aleja. Sus hijos, estar en casa, la familia... Ahora lo estoy haciendo con mucha tranquilidad, estoy feliz. Más adelante, seguramente, empezaré a preparar el postretiro. Seguramente mi futuro esté vinculado al fútbol, y en eso me voy a preparar.

—¿Lo echa ya de menos?

—No te puedo decir un poco, ¡es mucho! No sé si extraño ir a tirarme para un lado o para otro, mi entrenamiento en sí. Pero sí el día a día, la dinámica. El levantarte e ir a entrenar, volver a casa, descansar, los domingos y los fines de semana el partido y las concentraciones… Es imposible no extrañarlo, pero lo estoy llevando bastante bien de momento. Mejor de lo que pensaba, aunque todavía es algo reciente.

—¿En qué momento se planteó la retirada?

—Físicamente, estoy (o estaba) en condiciones de seguir en actividad en otro lado, pero me he cansado un poco mentalmente. Los dos últimos años prácticamente no he jugado. Asumí bien el rol que tenía dentro de la plantilla, con mucha energía y alegría, siendo positivo y constructivo, tratando de ayudar en lo que podía a mis compañeros y cuerpo técnico. Me fui cansando poco a poco en lo mental. Consideré que era el momento de dar paso también a los chicos más jóvenes, tenía una edad razonable para descansar un poco e ir preparándome para otra cosa.

—Sería bastante duro para usted tomar esa decisión.

—Sí. Me sentía bien físicamente, está claro que muchas ganas no tenía porque lo hice y me he retirado. Puse muchas cosas en la balanza y creo que he tomado la decisión correcta. Estaba bien, pero las ganas no estaban, estaban las de dejar. Por eso lo hice.

—Además lo hizo en su casa, donde empezó todo. Imagino que no habría para usted un mejor lugar para retirarse.

—Tal cual. Hace poco me han entregado un cuadro conmemorativo por mi trayectoria. Me formé en este club, donde soy feliz. Salí y estuve en Mallorca y en el Dépor, que es otro lugar en el que fui muy feliz. Me dieron la oportunidad de poder volver, competir, jugar la Copa Libertadores, que era el desafío que quería. Y, en el transcurso de estos cinco años, hemos ganado muchas cosas. Tomé la buena decisión de volver. Estoy contento con lo que hice, contento de haber terminado la carrera aquí. Hoy doy la etapa por cerrada, lo hice en el club en el que quería.

 —Y lo hizo después de proclamarse campeón de liga. Una alegría.

—Sí. Aunque más allá de los títulos, que en lo personal son lindos, me quedo con otras cosas. Me quedo con lo importante de haber pertenecido en esta profesión y haberme mantenido muchos años, poder mirar de cara a todos, de haber compartido vestuarios y plantillas con grandes jugadores… Lo que he realizado me llena de orgullo hasta el día de mi retiro.

 —¿Qué reflexión hace sobre su carrera?

—Me queda siempre el sabor de boca de lo que voy dejando como persona, de las grandes amistades y compañeros que tengo, los vínculos que he hecho… Para mí, la parte humana es lo más importante que hay, los valores, la educación, más allá de cualquier resultado.

 —¿Cambiaría alguna decisión o algún aspecto de sus años como profesional?

—Sí, pero nunca me detuve. Seguramente cometí muchos errores o, quizá, con el resultado opuesto hubiera cambiado o hecho otras cosas. Pero no soy de reprocharme nada. A nivel deportivo, hubiese cambiado. Pero ya está. Las cosas se dieron así, y no vuelvo atrás. Soy de mirar adelante.

—¿Cuál será su futuro? ¿Le gustaría ser entrenador de porteros?

—Sí, me estoy empezando a preparar para entrenar a porteros. Empezar a llevarlo a un ordenador o carpeta para tenerlo preparado el día de mañana por si, en algún momento, se me permite hacerlo. Ya hice el curso de entrenador también, y de vez en cuando me anoto en algún otro curso de secretario técnico. Para ir haciendo cositas que a uno le va llenando de información, de contexto, de preparación. Más allá de los años como profesional, creo que hay que prepararse. Creo que no es fácil parar y ser entrenador o pertenecer a un cuerpo técnico, hay que prepararse. Mi rumbo va a ser por el lado de los porteros. He estado 21 años en ese puesto, y tengo mucha experiencia en él. Pero nunca hay que descartar otras posibilidades, o por lo menos yo no lo hago. 

«El ADN que tiene el Dépor son sus hinchas»

Hace cinco años que Germán Lux abandonó el equipo coruñés en busca de nuevos retos. Pero por muchos años que pasen, su sentimiento hacia el Deportivo y su gente, no cambia. Celebró dos ascensos, un descenso y pudo jugar en la élite del fútbol español.

—Hablando un poco ahora del Deportivo… ¿Qué supuso para usted su paso por el club blanquiazul?

—En la parte personal, mi hijo pequeño nació en A Coruña, y mis seis años en el Dépor fueron maravillosos. Todos los años quiero volver a la ciudad, he hecho grandes amigos, fui muy feliz. Es un club de esos que me gustan, en los que la gente respira fútbol, en los que la ciudad está ligada al equipo esté en la categoría que esté. Es un orgullo ser del Deportivo. La gente, la afición, es única. Los compañeros... Hablo con Álex Bergantiños, con Suso Méndez, los utilleros... Gente noble que nunca debería irse. 

—Cómo dejó al equipo y mire cómo está ahora…

—Al Dépor se le sigue siempre. Obviamente que todos queremos que empiece otra vez a escalar posiciones. No en la tabla, sino en categorías. Es un club que no debería haber llegado hasta donde está… pero así es el fútbol, estas cosas pasan. Hay que aprender, acompañar, como lo hace la gente. Aunque ha cambiado mucho, lo que no lo hace es la afición. El ADN que tiene este club son los hinchas. Hay que seguir creciendo y, entre todos, que vuelva a su posición, que es la máxima categoría, de donde nunca debería haber bajado. Es lo que deseo, que vuelvan.

CESAR QUIAN

—¿Hay alguna anécdota, algún recuerdo del que guarde especial cariño?

—Hay muchos momentos muy lindos, estuve muy feliz. Jamás me olvidaré de la temporada en la que descendimos y volvimos a ascender. Ese torneo en Segunda, ese partido, ese ascenso, los festejos... Teníamos más abonados en esa categoría que en Primera. Fue algo increíble, me quedo con eso. Fue muy especial, y todavía hoy lo sigo recordando.

—¿Le gustaría en algún momento volver a estar vinculado al club?

—Imagine lo que siento que, aún viniendo para aquí, parece que sigo vinculado y no tengo nada firmado (ríe). Para mí, el Dépor y A Coruña son muy grandes. A veces no sé si lo explico bien, pero yo tengo un sentimiento hacia la ciudad muy fuerte. Ojalá los caminos me puedan volver a conducir al club. Cuando uno estuvo muy bien y fue feliz, no queda ninguna duda. Pero eso es paso a paso. Si hoy me dices si me gustaría entrenar a los porteros del Dépor, dirigir al equipo, estar en el club… si te digo que no, te voy a mentir. Eso es parte de lo que viene ahora, de ir preparándose. Si los caminos me conducen a estar en A Coruña, ¿por qué no?

—No podía dejar de repasar su carrera sin pararme en los Juegos Olímpicos de Atenas. Medalla de oro e imbatido. Un torneo redondo.

—Son las partes emotivas. Llega el resultado, y lo corona con el campeonato. Lo hicimos con Marcelo Bielsa, con el que meses antes de la competición nos habíamos quedado fuera de la Copa América ante Brasil en los penaltis. Fuimos a las olimpiadas y fue la primera medalla de oro conseguida por el fútbol argentino. Era un buen grupo y se dio la peculiaridad de que no nos hicieron goles. Hicimos entre todos un pequeño récord que no se ha podido superar. Más allá de no recibir goles, en lo personal, para mí se armó un grupo excelente tanto en lo humano como en lo futbolístico. Teníamos un gran equipo.