El ciclo completado

Alberto Blanco

DEPORTES

THILO SCHMUELGEN

30 may 2021 . Actualizado a las 23:41 h.

Supongo que la imagen de Pau Gasol sufriendo con enorme dolor la derrota frente al Efes es el epílogo más triste al mejor jugador de la historia del baloncesto nacional. Perdió el Barcelona el cetro europeo ante un equipo que sentía una deuda con su país, club y ellos mismos. El año 2020 les dejó a medio camino por la pandemia, en el 2019 perdió la final con CSKA y ahora reina con justicia. Es el ciclo de una plantilla enorme. Con dos jugadores siderales, Micic y Larkin.

Pero ninguno de esos diamantes generó el efecto esperado hasta el descanso. Fue un espigado alemán. Un tocho gigantesco con pasado en Vitoria, el que viró por completo el rumbo del partido. Sí. Fue Tibor Pleiss. Había propuesto el Barcelona una defensa de asfixia al serbio Vasilje Micic con Claver como punta de lanza y colapsando por completo al Efes. El 15-25 era determinante por eso, el juego a la carrera tras los robos de balón y el trabajo en el rebote ofensivo, que por ahí vivió el cuadro catalán hasta la aparición del teutón. Pleiss descorchó el aro del Barcelona y con tiros lejanos puso alegría al equipo. Y se entonó Larkin.

Porque tras el descanso, los otomanos ya eran otro equipo. Tomaron las riendas y jugaron dos tipos de juego. Las situaciones de aclarados ante los cambios de defensa de los de Jasikevicius para Larkin y el bloqueo directo central para Micic. Dos bases diametralmente opuestos que nos ofrecieron opuestas lecturas de nuestro juego. El base americano tiene unas piernas de oro. Una explosividad letal. Te supera dos metros en uno de distancia. Siendo pequeño, todavía baja casi hasta el suelo su centro de gravedad para lograr un impulso atómico. Canasta, pase o tiro libre. Así sumó sin parón.

Micic es un superclase. Y su paso por el Zalgiris bajo la batuta de Saras le sirvió a este jugador de escuela eslava para aprender todo lo bueno del juego lituano. Matizó hasta el límite el control de su cuerpo, calidad técnica y dotes de finalización en larga distancia en el juego del bloqueo directo. Ofuscado por Claver, acertó Ataman dándole descanso y que pudiera reflexionar. Fue imparable en el último período.

Pecado capital para un Barcelona que nunca se dio por rendido. Davies y Higgins absorbieron mucho el foco en ataque. Mirotic peleó y se despistó con poco acierto. Bien Kuric. Los españoles muy secundarios. Inclusive Pau Gasol. Pero asumir un papel tan secundario siendo el más grande, deja claro el tío que es Gasol. Chapeau. Le faltará ese título en su currículo.

Alberto Blanco es ayudante de la selección absoluta de Eslovaquia y coordinador de sus equipos nacionales de base