Campeón en Alemania y ya el español con más partidos en la Bundesliga, aprendió en el Ureca

X. R. C.

Thiago Alcántara (San Pietro Vernotico, Brindisi, Italia, 1991) se ha convertido en el español con más partidos en la Bundesliga: 150 en siete exitosas temporadas en el Bayern de Múnich, con el que acaba de conquistar un nuevo título de liga. Pero este vigués de adopción, que llegó a la ciudad cuando su padre Mazinho firmó por el Celta, dio sus primeros pasos en el Ureca de Nigrán, un clásico del fútbol base gallego. «Desde que llegó aquí era lo nunca visto, un crac», comenta Alejandro Villar, coordinador y entrenador del Val Miñor (su actual denominación).

Fue Alejando el primero en recibirle en Nigrán. «El primer entrenamiento lo hicieron conmigo. Yo entrenaba el equipo alevín y llegaron (Thiago y Rafinha) y se metieron conmigo en el campo». ¿Y ya apuntaba maneras? «Lo veía el de la cantina, lo veía cualquiera porque era una cosa muy escandalosa. Si te pones a mirarlos más pormenorizadamente puedes ver mil cosas, pero a simple vista veías que era una cosa fuera de lo normal. Es un caso que ves uno entre miles. Este era un caso especial desde el primer día. Lo mejor del fútbol base que se había visto por aquí». En el Ureca duró dos años y, aunque era infantil, ya jugaba en una categoría por encima de su edad y durante ese tiempo siempre actuó de mediocentro o de enganche. Con las ideas claras desde el primer día.

En el Barcelona el mayor de los hermanos Alcántara demostró todo el potencial que anunciaba siendo un niño en Vigo. Alejandro Villar todavía no se explica cómo los azulgranas lo dejaron marchar con solo 22 años: «La salida del Barça fue una cosa rara. Es extraño que dejara salir a un jugador así de aquella manera». Pero el Bayern le abrió las puertas de par en par «y en Alemania demostró que es un jugador top a nivel mundial. No cabe ninguna duda».

Lo dicen sus números: 150 partidos en la Bundesliga, 17 goles y 21 asistencias y con una lista de títulos al alcance de casi nadie: siete ligas, tres copas alemanas, tres supercopas alemanas, otra continental y un mundial de clubes.

«Es algo fuera de lo normal. No es una cuota fácilmente alcanzable por nadie y menos por un extranjero en Alemania. No creo que haya muchos casos ni en el pasado ni los habrá en el futuro», comenta Villar, que además quiere poner en valor su capacidad de adaptación y su rendimiento continuado: «No es sencillo sin ningún año intermedio en el que se dijera que le costó adaptarse o que bajaba el nivel. Un futbolista se mide por su trayectoria, jugadores que hayan sido excepcionales un año hay muchos, pero conseguir una trayectoria como la de Thiago es una cosa que confirma que estamos hablando de un jugador excepcional, que está por encima de lo normal».

Y eso que las lesiones le han llevado al límite, especialmente las que le tuvieron sin jugar durante 371 días entre el 24 de marzo del 2014 y el 4 de abril del 2015. Thiago se lesionó en un partido ante el Hoffenheim. Rotura parcial de menisco era el diagnóstico, apostaron por un tratamiento conservador y por una recuperación de ocho semanas, pero de regreso al trabajo volvió a romperse el mismo menisco en un entrenamiento y entonces ya tuvo que pasar por el quirófano. Y todavía hubo una tercera rotura en el mismo lugar. «No me voy a rendir», comentó Thiago. Y lo cumplió. Volvió en un clásico ante el Dortmund y desde entonces no ha parado de crecer y de ganar títulos. Con alguna lesión menor de por medio como la que le impidió celebrar su séptima Bundesliga vestido de corto por una operación en la ingle que no le debe impedir disputar en la primera semana de julio la final de la Copa alemana. Para aumentar su colección.

Guardiola se lo llevó a Múnich y podría retirarse allí

Fue Pep Guardiola quien se lo llevó al Bayern en agosto del 2013, pero la salida del técnico catalán hacia el Manchester City no tuvo ninguna incidencia ni en el rendimiento ni en el número de partidos de Thiago, que fue pieza clave para todos los entrenadores que desde entonces han pasado por el conjunto bávaro.

Porque su capacidad de adaptación a la Bundesliga fue total desde el principio. «El fútbol es fútbol, da igual en la parte del mundo en la que estés. Aquí he aprendido que la organización es mucho mejor y es una delicia poder jugar en esta liga», comentó Thiago en Alemania.

Tan a gusto se siente, que la opción de poder finalizar sus días de fútbol con la elástica del Bayern son una posibilidad muy real. «¿Acabar aquí? Por qué no. Me siento parte del Bayern y me identifico plenamente. Este club es una gran casa en donde todos viven bajo el mismo techo».

La evolución esperada de quien ya era excepcional

En el mundo del fútbol nadie puede aventurar cómo será el futuro de las jóvenes promesas, pero en el caso de Thiago Alcántara quienes le vieron crecer solo puede decir que el centrocampista responde a lo esperado, que no es poco. «Al ser una cosa tan prodigiosa no se puede hablar de evolución sino de un jugador que ya era excepcional y que sigue siendo igual de excepcional», apunta Alejandro Villar.

En Alemania, próceres como Lothar Matthäus llegaron a encontrarle similitudes con Maradona: «Sus movimientos son similares, con el balón pegado al pie. La pelota le obedece».

Por eso nadie tiene su hoja de servicios en una competición que a lo largo de la historia albergó a medio centenar de futbolistas españoles comenzando por Alfonso García, que en 1999 firmó por el SpVgg Unterhaching. Él abrió un camino que nadie ha recorrido como Thiago.