Los sueños de Ansu Fati y los miedos del Barça

p. ríos

DEPORTES

Marc Gonzalez Aloma / AFP7

El joven delantero de 17 años, autor de los dos goles ante el Levante, ilusiona, pero nadie quiere cargarle con la responsabilidad de liderar a un equipo tan dubitativo en una semana clave

03 feb 2020 . Actualizado a las 17:49 h.

Un niño de 17 años se ha convertido en la esperanza ofensiva del Barça en una semana clave en la que dos títulos están en juego. Sin el lesionado Luis Suárez, sin un sustituto para el uruguayo en un mercado de invierno que ha dejado a la plantilla azulgrana en cuadro, con Griezmann dando síntomas de agotamiento tras jugarlo casi todo, sacrificándose en una labor muy física, y con un Dembélé cuyo regreso se retrasará tras recaer este lunes de sus problemas en el bíceps femoral de la pierna derecha y tener que abandonar el entrenamiento, Leo Messi estaba más solo que nunca hasta que ha encontrado un socio prometedor en la persona de Ansu Fati. El argentino asistió al canterano en los dos goles de otra victoria apurada ante el Levante (2-1) en un partido en el que se vio todo lo bueno y todo lo malo del equipo. Gran primera parte de fútbol combinativo, esta vez con sentido, ocasiones y presión alta ya con el sello de Quique Setién y pobre segunda parte, con inseguridades y numerosas dudas físicas, tácticas y hasta técnicas de algunos jugadores, también motivadas por la exigencia del entrenador cántabro en la defensa de su idea futbolística.

Unos 60.295 aficionados acudieron el domingo al Camp Nou, una entrada pobre para lo que arrastra el Barça porque significa que 40.000 butacas estaban vacías. Es un dato que confirma el creciente desapego del socio hacia su equipo, con un sentimiento más próximo a la indiferencia que al enfado. A los que acudieron se les iluminó el rostro con la sonrisa juvenil de Ansu Fati en la celebración de sus goles, buscando a Messi, que le apadrinó desde el primer entrenamiento en el que coincidieron porque detectó su talento. Pero los presentes también tuvieron claro que para lo que viene no se puede depender de un adolescente por buenas maneras que tenga. Ni siquiera se puede adivinar si podrá explotar todo su potencial porque en un club tan grande hay circunstancias de todos los colores que pueden ayudar o frenar su progresión.

Comparación con Bojan Krkic

En una temporada similar a la actual por la irregularidad, la 2007-08, otro joven delantero de 17 años se ganó con su descaro las oportunidades de Frank Rijkaard en un Barça decadente en el que Ronaldinho había iniciado ya su cuesta abajo deportiva. Se trataba de Bojan Krkic, que marcó 10 goles en aquella Liga. Fueron 12 sumando uno en Copa y otro en Liga de Campeones. Nunca superó esa cifra en su errática carrera. Es inevitable recordar a Bojan al ver el desparpajo de Ansu en otro momento dubitativo en la historia del club, que no cambiaba de entrenador a mitad de temporada desde la temporada 2002-03.

Sí hay una diferencia. Bojan se encontró solo en aquel vestuario viciado en el que los pesos pesados le veían como un arma utilizada contra ellos por el entorno. El niño que ponía la ilusión que ellos ya no tenían. Nadie se lo puso fácil y lo pagó psicológicamente. Ansu Fati sí tiene el apoyo de la plantilla, especialmente de Messi, el más importante. Una plantilla tan corta sí está permitiendo hacer un rodaje definitivo a Ansu Fati, lanzado por Ernesto Valverde al estrellato por las bajas de Messi y Suárez a principio de temporada, cuando logró dos goles ante Osasuna y Valencia, pero excesivamente protegido por el extécnico del Barça cuando recuperó a sus cracks. Su gol en Milán ante el Inter le devolvió al primer plano de forma puntual, pero es ahora cuando tiene una continuidad real. Pero el Barça se juega esta semana la Copa del Rey (jueves en Bilbao a partido único ante el Athletic) y la Liga (domingo en Sevilla ante el Betis). Sí, dos desplazamientos, el auténtico problema del equipo azulgrana esta temporada, en los que no puede fallar. Y no se le puede cargar toda la responsabilidad a Ansu Fati en un momento así. Es un niño de 17 años.