Regulando a la final

Juan J. Fernández ES PROFESOR DE LA FACULTADE DE CIENCIAS DO DEPORTE (UDC)

DEPORTES

Erik Simander | EFE

24 ene 2020 . Actualizado a las 22:56 h.

Tras una intensa e igualadísima primera semifinal donde Croacia tuvo la fortuna de su parte, aunque dudo que ambas selecciones puedan conciliar el sueño por los dolores que producen este tipo de esfuerzos límite y que los aboca a una recuperación imposible para la siguiente cita, se presentaba la segunda semifinal con la incertidumbre de si los nuestros serían capaces de realizar un juego al nivel acostumbrado, ya que si eso se producía el porcentaje de éxito infundía un optimismo basado en datos y sensaciones.

El comienzo del partido fue desacertado en todas sus fases con una falta de ritmo evidente y con un juego ofensivo que se empecinaba demasiado hacia el centro, haciendo lanzamientos faltos de la potencia mínima.

La defensa cerrada les cansó lo suficiente para, mediada la primera parte, asistir al momento clave del partido: cambio a una defensa 5:1 más agresiva, basada en la anticipación y cerrando líneas de pase interiores que se tradujo rápidamente en un parcial 6-2 que supuso un mensaje claro a los eslovenos que este selección no estaba dispuesta a ninguna concesión.

Cuando un equipo gana hasta las inferioridades puede estar tranquilo en este deporte, ya que significa que tiene un plus sobre el rival.

Es cierto que tenemos una selección, pero con una madurez propia del mejor de los mejores equipos. Repartiendo esfuerzos y demostrando un equilibrio entre protagonismo y aportación consiguieron regular toda una segunda parte, donde solo la mayor frescura de los eslovenos en los últimos minutos le puso una pizca de emoción, dando el realce imprescindible para aquel que va a jugar toda una tercera final europea consecutiva.