El derbi del Miño se queda en Lugo

Xosé Ramón Penoucos Blanco
X. R. Penoucos LUGO / LA VOZ

DEPORTES

Carlos Castro

El Leche Río Breogán superó con contundencia a un temeroso Ourense

28 dic 2019 . Actualizado a las 22:49 h.

 El anunciado como un duelo de pistoleros no podía comenzar de otra manera que no fuera con triples, en este caso dos iniciales de los locales Ahonen y Powell. Una nueva canasta de dos dio al Breo un 8-0 inicial que obligó a Gonzalo a gastar su primer tiempo muerto. La medida sirvió para enfriar la salida en tromba de los locales y equilibrar las fuerzas. Ambos conjuntos apretaron tuercas en defensa y se frenaron mutuamente, hasta que al borde del final del primer cuarto, dos triples de Gavrilovic dieron un pequeño tirón al electrónico, 18-12.

Un gallego Sergi Quintela quiso ser protagonista en el derbi y lo logró en el segundo cuarto, pero su flujo anotador fue contrarrestado por un Alvarado acertado en el tiro de tres, aunque él solo no lograba acercar a su equipo, que seguía 10 puntos abajo. El encuentro entro en ese momento en una serie de intercambios de canastas en las que los ourensanos peleaban por rebajar la desventaja psicológica de la decena de puntos y los lucenses por mantenerla o aumentarla. El esfuerzo de unos y otros deparó que el marcador en el descanso reflejara justo diez puntos de margen para los de Epi. El partido estaba abierto y ambos equipos demostraron en los dos primeros cuartos que desde el perímetro son eficaces. En la reanudación ambos conjuntos entraron muy fríos al choque, lo que se tradujo en acciones desafortunadas en ataque y que el marcador no se moviera en más de dos minutos hasta que Dago Peña hizo un mate, contestado de nuevo por un triple de Alvarado. Un tirón de los de Epi gracias a su solidez defensiva que les permitió correr les dio una renta de 15 puntos que Gonzalo trató de cortar de nuevo con un tiempo muerto. La estrategia no funcionó en esta ocasión, sobre todo debido a que Ahonen volvió a coger su fusil y permitió a su equipo llegar a la conclusión del tercer cuarto con la máxima ventaja del partido, 61-40, el derbi se teñía de celeste ante un rival más desacertado que lo habitual. El arranque del último cuarto comenzó con reacción ourensana, debida más a desaciertos de los propietarios de la cancha que a su buen juego.

La reacción visitante la cortó de raíz Powell, que con varias canastas consecutivas dejó el marcador en un 74-46 a falta de 4 minutos que desvelaba el nombre del equipo que se iba a llevar el triunfo.

Los últimos compases del encuentro solo sirvieron para que l os de Epi pudieran hacer difrutar al Pazo en el segundo derbi consecuivo que sacan adelante con solvencia y en un encuentro en el que demostraron que el equipo sigue en pleno crecimiento con una jugadores implicados en el proyecto y que poco a poco van a parcando sus posibles egos personales para trabajar como equipo.

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