Cinco partidos lleva Rafa: dos de rodaje, uno serio contra un rival conocido como Berdych ante el que estuvo espléndido y dos lecciones contra dos jugadores de la nueva generación que no sabían lo que era jugar contra Nadal y han sufrido el martirio de medirse con un tenista de esta categoría y en este estado de forma.
Está intratable: con un nuevo servicio que le funciona perfecto y le permite ganar puntos gratis y empezar agresivo -algo casi nuevo y que le da más confianza-, una derecha demoledora cuando lleva la iniciativa y excepcional a la contra, un revés con el que no cede el pulso y angula con facilidad... Tiene cerrados todos los flancos. Encima a nivel físico está impecable: rápido de movimientos, así puede anticiparse a todas las jugadas y dominar el juego.
Citaría un detalle diferente. Rafa siempre peleó todos y cada uno de los puntos de un partido; ahora, con ventaja, sabe dejar ir un juego al resto que no necesita, y esperar al siguiente con su saque. Lo que hizo un par de veces ante Tiafoe. Para mí es un acierto, algo inteligente, porque le permite dosificarse ante el desgaste que pueda sufrir por edad (tiene 32 años) o ante un contratiempo por un sobreesfuerzo.
Además, el calendario refrescó a Nadal, que recuperó la competitividad en Melbourne. El parón del otoño lo aprovechó para trabajar en aspectos de mejora, como el saque, la agresividad, la posición en la pista y la necesaria estrategia con iniciativa. En definitiva, ganar con menos esfuerzo.
