Markelle Fultz, un número uno en venta

José M. Fernández

DEPORTES

Markelle Fultz
Markelle Fultz Rick Osentoski

17 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Markelle Fultz era la última pieza del process, esa maquinaria que puso en marcha en el 2013 Sam Hinkie, entonces mánager de los Sixers de Filadelfia. Consistía, básicamente, en cuanto peor mejor, o, lo que es lo mismo, acumular derrotas para tener las mejores opciones en los sorteos de la draft de la NBA. Así, los Sixers acumularon cuatro bochornosas campañas: 75 victorias y 255 derrotas, un récord. Hinkie ya no está con los Sixers ?la NBA aconsejó su salida?, pero su obra perdura. Fultz era la delicada pieza capaz de activar a Embiid y Simmons, las versiones del siglo XXI de Olajuwon y Magic Johnson que Hinkie consiguió reclutar para la causa. En junio del 2017, recién cumplidos los 19 años, los Sixers escogieron en el número uno a Fultz, estrella en la Universidad de Washington. Una lesión de hombro complicó su año de novato, hasta el punto de modificar de forma significativa su lanzamiento exterior de tiro y reducir su acierto. De repente, el brillante y estético base que en su año en la NCAA promedió 23 puntos comenzó a tener problemas hasta con los tiros libres, con una mecánica que convertiría a Shaquille O`Neal en un especialista. En su fugaz regreso, Fultz se convirtió en el jugador más joven de la NBA en firmar un triple doble, pero algo no funcionaba. Brett Brown, su entrenador, acostumbraba a incluirlo en el quinteto inicial, una forma de motivar al protagonista de algunos de los memes más celebrados de los últimos meses por su calamitosa mecánica de lanzamiento de los tiros libres. Perdida la esperanza de recuperarlo ?incluso se especuló con algún problema psíquico y la entidad lo colocó bajo sospecha después de ponerle un entrenador particular durante todo el verano?, los Sixers ficharon a Jimmy Butler, una estrella que puede cerrar el paso a Fultz, un juguete roto al que buscan nuevo acomodo.

Un par de semanas atrás, los especialistas detectaron el problema. Markelle Fultz sufre el síndrome de abertura torácica, un trastorno que se da cuando los vasos sanguíneos o nervios que hay entre la clavícula y la primera costilla se comprimen, lo que puede producir dolor de hombros y cuello, incluso entumecimiento de las manos. Fultz, por fin, puede respirar tranquilo: tiene un diagnóstico, pero el deporte profesional es implacable. También con los números uno.