Del combate al debate

DEPORTES

DARREN STAPLES | REUTERS

11 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Luis Enrique, en el poco tiempo que lleva al frente de la selección, está exhibiendo una cintura desconocida en el terreno dialéctico y el futbolístico. Se diría que ha pasado del combate al debate en los dos frentes. Y es muy de agradecer que el gran protagonista sea el balón.

Incluso la única aparente contradicción de su primer ensayo habla bien de esa flexibilidad. No entró Iago Aspas en esa primera convocatoria. Lo rescató después de que se cayese Diego Costa, un nueve de un perfil diferente. Y no solo lo repescó sino que lo sitúo en punta formando tándem con Rodrigo.

Desde que tomó el mando del combinado nacional, Luis Enrique ha insistido una y otra vez en un mensaje: no busca una revolución sino una evolución. El bautismo frente a Inglaterra apunta en esa línea.

Ya no están Iniesta ni David Silva, que junto con Xavi fueron los adalides del tiquitaca. Pero sigue Busquets, que encaja en cualquier formato, y junto a él situó a Thiago y a Isco, centrocampistas de toque y posesión.

La evolución se plasmó, especialmente, en la pareja de ataque, en la elección de dos delanteros que tienen gol y que sobresalen, como pocos, en el juego sin balón, en la movilidad para generar espacios. La otra gran variante fue la elección de Saúl para el medio campo, algo menos de toque pero más llegada y más gol. La selección quiso el balón, si bien sin renunciar a la velocidad por las bandas o a las diagonales y el pase largo que, bien ejecutado, permite sortear una o dos líneas. Gustó y se gustó.

Esta tarde toca un rival de un corte distinto al de Inglaterra, una Croacia menos física pero más dotada para discutir la posesión de balón. Otra gran piedra de toque para ir perfilando esa evolución.