Juego de tronos

José Pablo Abeal Vázquez

DEPORTES

09 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante unas horas no se habló de otra cosa. El Juventus quería fichar a Cristiano Ronaldo a lo grande.

Lo llamativo de esta noticia residía en un importe económico muy elevado para un jugador con los treinta años bien cumplidos y a las puertas de una no muy lejana retirada.

¿Cómo podrán amortizar esta inversión? Los inversores lo tienen claro y el precio de las acciones del club subió para demostrarlo. ¿Se tratará de una apuesta a largo plazo o de un movimiento táctico?

Es difícil atribuir un valor objetivo a un jugador. La variable edad es importante. Sin embargo, en este caso, es un factor que no ayudaría a explicar esta posible decisión. La posición donde juega o la necesidad del jugador en el equipo también puede servir de justificación, aunque parece a simple vista que el precio es ciertamente elevado para sustentar la decisión por esta vía argumental.

Una última variable, la repercusión mediática, puede tener un mayor encaje. No obstante, habría que explicar con detenimiento esta justificación para entenderla. Y muy probablemente, con otras cifras.

Los clubes de fútbol se han convertido en empresas con un enfoque basado en la gestión, donde los equipos directivos se han profesionalizado con una amplitud de fines que sobrepasa lo meramente deportivo. En este proceso de profesionalización han heredado la fiel clientela forjada en otras épocas y con el estilo de aquellos que hoy dan nombre a muchos estadios.

Ahora, las fuentes de ingresos de los clubes nacen de los partidos disputados, los medios y la mercadotecnia. Sus marcas son poderosas y sus ingresos tienen potencial de crecimiento. Sin embargo, como los modelos de negocio, evolucionan. No parece lejano el momento donde a estas fuentes actuales de ingresos se les añadan otras nuevas que transformen su fisonomía actual.

Quizá, las salvas de estos días, en relación a este desorbitado fichaje en términos económicos, no sean más que un espejismo creado por terceros interesados. O quizá sea fruto de un análisis deportivo y financiero muy sesudo. Puede que se trate de nuevo modelo de negocio que se avecina. O incluso, el acto irracional en un momento de obcecación.

Pronto lo sabremos y decidiremos.

José Pablo Abeal Vázquez es economista