Zidane sonríe y suma

M.G.Reigosa A DOS BANDAS

DEPORTES

25 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde que tomase las riendas del banquillo blanco, a Zinedine Zidane siempre le ha acompañado la sonrisa. Cogió un equipo con síntomas de depresión y conquistó la Champions. Al año siguiente, con una de las mejores plantillas en la historia del Real Madrid, revalidó éxito con el valor añadido de la Liga. En su tercera campaña repite presencia en la final continental después de completar un campeonato doméstico decepcionante. Detrás de esa sonrisa lo que ha escondido siempre es una defensa a ultranza de sus jugadores, con viento de proa, de popa o de costado. Llegó con aura de haber sido uno de los grandes de la historia como futbolista. Pero con eso no basta para ganarse un vestuario. Si algo detectan los futbolistas a las primeras de cambio es si un entrenador domina la escena, tanto por su conocimiento del juego como por su manera de llevar un grupo. Y el vestuario merengue ve en el técnico francés un aliado, un tipo que se parte la cara por el equipo cuando vienen mal dadas, que puso a Keylor Navas por delante de Kepa cuando la presidencia tenía muy cerca al guardameta del Athletic, que no ha hecho de la BBC un dogma de fe a pesar de que pudiera parecerlo en algún momento, que no reclama protagonismo en los éxitos. Quizás porque nunca ha olvidado una máxima que aprendió cuando era un crío que jugaba en las calles de Marsella: «Si tu ayudas, ellos te ayudan. Eso es el fútbol». Y porque tiene un ideario claro de lo que le gusta: «Si de mi dependiera hacer un equipo, Riquelme jugaría siempre». Sin perder la sonrisa, sin estridencias, suma.