Los Rolling Stones de Primera Nacional

DEPORTES

XOAN CARLOS GIL

Cinco jugadores del Academia Octavio de Vigo, varios con pasado en Asobal, superan los 37 años

09 nov 2017 . Actualizado a las 12:41 h.

Coque Fontenla (37 años), Pablo Sánchez (38), David Escudero (42), Roberto Couso (38) y David López, David Amor (38), son algo así como los Rolling Stones del balonmano. Viejos roqueros infatigables que llevan más de dos décadas -e incluso de tres- con las manos llenas de pega y las zapatillas de deporte en la mochila. Les resulta difícil concebir su vida sin el balonmano y asumen con normalidad compartir vestuario con algún jugador que casi podría ser su hijo. Los cinco se han enrolado en el renovado proyecto que el Academia Octavio ha sacado adelante en Primera Nacional -Coque, Amor y Sánchez jugaron en Asobal- y lo hacen con la ilusión y la ambición por bandera. Puede que sus piernas no respondan como cuando eran unos chavales, pero a donde no llega el físico, lo hace la veteranía.

«Se estamos aquí é porque nos gusta o balonmán, porque o pasamos ben e porque nos motiva e nos dá alegría competir con xente moito máis nova. Pero, sobre todo porque, como Construcciones Castro, só entendemos xogar pelexando por cousas importantes», desvela Coque Fontenla. Ninguno de ellos se ha enrolado en la aventura académica por dinero. Lo hacen por pasión, y en el caso de Escudero, también por amistad. «Si sigo jugando es porque disfruto y porque estoy con un grupo de gente que es mi amiga. Probablemente si me faltase alguno de esos compañeros, no estaría ya sobre las pistas». Porque a sus 42 años el bregado central admite entre risas que la retirada lleva mucho tiempo sobre la mesa, «pero todavía no tiene fecha de caducidad».

Cada fin de semana en las pistas de la categoría de bronce se ven las caras con chavales de veinte años que tiran de físico y a los que contestan con experiencia y hambre. «Ás veces tómannos por vellos, pero nós respondemos xogando o mellor que sabemos e dándoo todo na pista», subraya Coque, que durante años llevó su balonmano por los templos de Asobal. En su caso, el nombre que se forjó en la élite le supone un aliciente más. «Probablemente nós temos máis que perder ca case todos os xogadores da liga porque ao longo das tempadas fomos gañando un nome e un certo prestixio que non queres perder. Quizais iso fai que te esixas máis a ti mesmo. Tes que xustificar que segues xogando por algo. Somos un máis da liga, pero co reto de demostrar todos os días que podemos competir cos máis novos».

Cuestión de experiencia

Todos ellos asumen que están para 60 minutos de partido, pero tampoco es su aspiración. Aportan en calidad, en resolución y también en saber estar en los momentos más complicados. «La veteranía es un grado, pero solo funciona si eres inteligente. Aprendes que no tienes veinte años y con el paso del tiempo vas entendiendo más cómo funciona esto y te apoyas más en los compañeros». En los instantes delicados es cuando más se notan sobre la pista, «non nos imos ir abaixo nun determinado momento nin nos vai poder a presión», dice Fontenla, pero advierte de que mantenerse en buen estado físico es imprescindible. Sobre todo, destacan, cuando no estás dispuesto a que los rivales te pinten la cara.

Cuenta su entrenador, Modesto Augusto, que si por algo destacan es por ser jugadores «educados na competición e aos que non lles vale ser segundos. Son xente que se implica moito e cun xene competitivo enorme». Tienen un carácter ganador innato que han ido perfeccionando a lo largo de los años y que ahora está al servicio del Octavio. La jubilación tendrá que esperar, todavía les queda rock and roll.

Pocas horas de sueño, paternidad y consejos

Pablo Sánchez, David Amor, Escudero, Roberto Couso y Fontenla compaginan el deporte con sus trabajos y con la vida personal, y no siempre es fácil. Hace unos días el Octavio viajó a Camariñas y uno de ellos, a pesar de estar lesionado, fue con el equipo para apoyar. Pablo Sánchez, panadero de profesión, se olvidó de las horas de sueño que arrastraba y disputó minutos, y Coque, que dos días antes había sido padre, se vistió de corto junto al resto del grupo. Cuenta Modesto que ese es el vivo ejemplo de la implicación de los veteranos.

«Saír de traballar e coller o macuto para ter que ir adestrar tres días á semana e mais xogar o partido custa. O que pasa é que chegas alí, gozas adestrando e esquécese todo», cuenta Fontenla. Escudero lo secunda medio broma medio en serio añadiendo que «son muchos años de rutina y da miedo pensar en un sábado sin tener partido por la tarde».

Mientras Coque asegura que no es mucho de dar consejos, pero que intenta ayudar en lo posible a los más jóvenes, Escudero es de la escuela contraria. «Pero si los repites te llaman pesado», desvela entre risas, pero es otra forma de aportar a un Octavio que sueña con estar entre los grandes de nuevo. Por lo de pronto, desde septiembre no conocen la derrota y aspiran a que continúe la racha.