Al hilo de lo debatido estos días en diversos foros sobre la ventaja del equipo que lanza primero en las tandas de penalti, y ante la posibilidad de que esta casuística se pueda producir en alguno de los enfrentamientos de esta semana en competiciones europeas, debemos decir que la FIFA, como con otras muchas cosas, va con mucho retraso.
Los profesores Palacios-Huerta y Apesteguia publicaron ya en el 2010 un estudio en el que analizaron 269 tandas de penaltis, en total 2.820 disparos, entre los años 1970 y 2008, llegando a la conclusión de que el equipo que efectúa el primer lanzamiento tiene un 21 % más de probabilidades de ganar el partido que su rival. En este momento, los popes de la International Board, organismo que se ocupa de aprobar las modificaciones reglamentarias en el fútbol mundial, parece que se han tomado el estudio en serio y pretenden, muy lentamente, eso sí, aprobar en el futuro para todas las competiciones que puedan resolver el partido por esa vía la propuesta que ellos hacen para corregir esa desigualdad. Parece que ahora, y con muy buen criterio, la secuencia de los lanzamientos pasará a ser AB BA AB BA en lugar de la habitual, lo que hará que el hecho de haber ganado el sorteo no influya en el resultado.
Como dicen los citados investigadores «el momento más determinante de una tanda ocurre en el lanzamiento de la moneda». Siendo así, nos encontramos con errores históricos, como el que le llevó al Cholo Simeone a decidir no tirar primero en la final de la Champions del 2016, a pesar de haber ganado el sorteo. El entrenador se dejó llevar por sus supersticiones -en octavos de final de esa misma competición ante el PSV tiraron de segundos y ganaron-, y no por la estadística, normalmente más fiable; el resultado lo sabemos todos.
Puestos a hacer modificaciones, podríamos proponer otros dos cambios a la suerte de la tanda de penaltis, ya que en ese momento el juego colectivo, el partido, se convierte en un deporte de uno contra uno, casi en un deporte individual: deberíamos proponer que un jugador pudiese tirar más de un penalti. ¿No tienen todos los equipos uno o varios especialistas? ¿Por qué, si la tanda se prolonga, tiene que tirar un jugador que nunca se ha preparado para ese cometido? ¿Por qué ese jugador tiene que cargar parte de su vida con la historia funesta de ese club? Uno, dos o todos los podría hacer el mismo jugador, el especialista; seguidos, alternos, como quisiera, incluso no debería cerrarse la definición de los lanzadores previamente, ya que la carga emocional del desenlace va variando en función de los tiros transformados; la segunda propuesta, y que haría de esa tanda todo un espectáculo, por la incertidumbre que genera en el lanzador, sería la posibilidad de poder elegir en cada lanzamiento al portero bajo los palos, ya que muchas veces la confianza de este se va viniendo abajo a medida que ve que no tiene el día, otras veces el portero que ejerce de suplente es especialista en penaltis, y muchas otras el suplente es el menos estudiado por los rivales, lo que le daría más posibilidades de éxito.
La propuesta que se plantea introducir la FIFA va en la línea de hacer más justos los partidos que pueden resolverse, como decimos vulgarmente, «a penaltis», las nuestras van en la línea de hacerlo más atractivo.