Ya era demasiado que el aficionado rojiblanco se llevara dos alegrías seguidas en un final de temporada. El subidón de la remontada contra el Oviedo para meterse de lleno en la lucha por algo más contra un rival directo se vio cortada de cuajo tras el partido perpetrado en Vallecas. Fue uno de los peores de esta temporada.
Por mucho que queramos, la realidad es la que es. Es evidente que el equipo ha tocado techo y no está para alcanzar cotas más altas. Y no es poco por cierto, no perdamos la perspectiva y pequemos de nuevos ricos. Los puestos del octavo al duodécimo son los que harían justicia. Esperar algo más entraría dentro de lo irreal para un equipo al que le cuesta la vida encadenar un par de victorias de forma consecutiva. Es rocoso, compite bien, suma aquí y allá, pero no le llega para llegar a la zona vip de la discoteca, donde solo permiten la entrada a los más importantes.
Nada que decir en todo caso de la temporada del Lugo, que ha conseguido salir de la quema más que dignamente, de modo brillante por momentos, y que nos permitirá vivir una nueva temporada en el fútbol de élite.
Con nuevo director deportivo, esperemos que dure algo más que los anteriores, y la previsible renovación de Luís César, toca planificar. Hay patatas calientes como la continuidad de algunos jugadores de mucho peso en la plantilla y decidir qué puestos son prioritarios para ser reforzados. Uno de ellos debería ser el medio campo. La pérdida de la titularidad de Carlos Pita y su rendimiento de los últimos encuentros son significativos. Es hora de que haya un relevo de garantías en su puesto ya que el coruñés de 32 años ya no está para jugar 35 partidos por temporada. Su rendimiento desciende en picado a medida que pasan los minutos. El del Rayo fue una muestra evidente, repleto de pérdidas de balón en zonas y momentos extremadamente sensibles, junto con un despliegue físico, tanto en fortaleza como en resistencia, que no es suficiente para combatir las batallas que se desenvuelven en esa zona clave del campo. Su refrescante entrada en el descanso del partido de Oviedo para jugar 45 minutos puede servir de pista para saber por dónde se puede maximizar su rendimiento de cara al futuro. Pero para ello, se necesita que haya recambios de garantías que eleven la competitividad por su puesto, cosa que hasta ahora no ha sucedido.