«Ahora voy poco a poco, estoy aprendiendo a correr y con mejorar un poco cada día ya me siento satisfecha», cuenta. Reconoce que haber sido deportista de élite le ayudó a superar su situación, sobre todo psicológicamente, haciéndolo mucho más rápido que cualquier otra persona. Pero además menciona una serie de valores que también estuvieron ahí para ayudarla cuando más lo necesitaba. «Tenía la constancia, el no rendirme, el seguir y seguir», añade.
Desirée explica cómo los días que tenía que ir a rehabilitación los vio como las jornadas de entreno cuando hacía gimnasia. Su objetivo no era otro que adaptarse a la prótesis lo antes posible y poder caminar. La estancia en el hospital y la amputación de la pierna derecha la dejaron muy débil: «Fue duro conseguir fuerza en el muñón, fue como volver a empezar».