No solo entiendo a Pepe [Mel], sino que le doy toda la razón... En la situación en la que llegó al Dépor, con cuatro partidos por delante en solo once días, jugando jueves-domingo-miércoles-domingo, no hay tiempo para cambiar muchas cosas. Los entrenamientos se limitan a sesiones de recuperación y ensayo de cuatro cosas de cara al siguiente encuentro. Él apostó por la motivación desde su llegada y ahí están los resultados: victorias frente al Barça y el Sporting (no olvidemos que un rival directo y en su casa) y empates contra Betis y Atlético de Madrid. ¿Qué más se le podía pedir?
Pero ahora quiere hacer un equipo con el que él se identifique. Y un equipo que se identifique al mismo tiempo con él. Quiere poner su sello. Y es el momento de comenzar a trabajarlo. Hasta ahora se trataba de llegar en las mejores condiciones físicas y anímicas al siguiente encuentro. La preparación era más teórica y mínimamente analítica en el campo, pero sin demasiado esfuerzo para los jugadores. No podían. A partir de ya, con más tiempo, podrá hacer correcciones. Reforzar las virtudes detectadas y solventar los problemas encontrados.
A partir de hoy tendrá, al menos, dos días específicos de trabajo de campo, más práctico, más encaminado al juego real, con actividades, con esquemas, con situaciones de partido... Eso le posibilitará tener un abanico de opciones para preparar mucho mejor el siguiente encuentro.
Es más, incluso si derrota el domingo al Celta, y llega al parón marcado por la inercia de las victorias, creo que esas dos semanas de trabajo (con victorias no me suelen gustar los descansos porque prefiero mantener la inercia) le van a venir bien a Pepe en este caso, porque podrá profundizar con sus jugadores en lo que quiere que sea su Dépor.