China pondrá limites al dispendio

Dan MARTIN SHANGHÁI / AFP

DEPORTES

EFE

Quiere frenar las «inversiones irracionales» en futbolistas e imponer unos topes razonables para evitar la creación de una burbuja

07 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlos Tévez tendrá un sueldo de 38 de millones de euros y el Chelsea recibirá 60 millones por Oscar: el fútbol chino continúa con su locura compradora, pero el país estudia ahora imponer limitaciones. El anuncio fue realizado por la administración general del deporte chino: la institución quiere frenar las «inversiones irracionales» de los equipos y «limitarlas de manera razonable». «La competencia irracional en el mercado del fútbol tiene un efecto perverso: salarios cada vez más elevados para los futbolistas extranjeros (...) y un entorno que se deteriora», comenta un usuario de la plataforma Weibo, representativo de la tendencia crítica con tanto desembolso. «La economía de mercado no quiere decir que puedes hacer lo que quieras. La intervención del gobierno es indispensable», apunta.

Pero los expertos dudan sobre los efectos. «Es difícil predecir qué va a pasar. China es un enorme barco. Una vez que algo tan importante (las inversiones en el fútbol) arranca es difícil detenerlo», subraya Mark Dreyer, periodista de China Sports Insider.

La administración china no precisó los límites que estudiaba fijar para traspasos y salarios, pero para los analistas el gobierno debe actuar y pinchar una «burbuja» que no deja de crecer. «Cuando ves las cantidades está claro que no son sensatas. No es sostenible desde el punto de vista comercial y eso no ayuda al fútbol chino», afirma Mark Dreyer. Para evitar una cascada de bancarrotas si la burbuja explota, los equipos insolventes podrían ser vetados para el campeonato por las autoridades. Los clubes que gasten demasiado podrían ser sancionados con una tasa que se dirigiría a programas de formación de jóvenes. Ese es precisamente otra parte del problema: fichando extranjeros, los jugadores chinos tienen, según la opinión general, menos opciones de jugar y de progresar.

Todavía queda lejos el deseo del presidente chino Xi Jinping: que China puede ganar algún día un Mundial. Esa voluntad estatal de hacer progresar el fútbol marcó el pistoletazo de salida de la fiebre compradora de los clubes, deseosos de atraerse los favores del poder. Pero, a pesar de la visibilidad que le ha dado la llegada entrenadores y futbolistas occidentales, la selección China ocupa el puesto 82 en la clasificación mundial de la FIFA, muy lejos de la élite.