Partido de medalla. Lituania es el país de Europa donde el baloncesto lo monopoliza todo. Es monotemática. Se trata de un caso sin parangón en un deporte colectivo de máximo nivel. Un pueblo de 3,5 millones de habitantes, que sobrevive en la élite de la élite de los deportes colectivos. Desde su independencia ha participado en todos los Juegos Olímpicos disputados. Y en todos, menos en Londres 2012, siempre estuvo en el cajón o alcanzó las semifinales. Repito. Es único.
El único punto débil del combinado báltico estriba en la Kalnietis-dependencia. Monopoliza las estadísticas. El enorme físico del base lituano es su gran baza. Tal es la duda en ese puesto, que el técnico Jonas Kazlauskas hizo un cambio en su 12 final, tras haber anunciado a Ulanovas y acabar incorporando a Vainas Kariniauskas, ante lo sucedido en la fase de preparación. Es el talón de Aquiles lituano. No tengo la menor duda. Para mí, Adas Juskevicius es la mejor mano del país, pero no es un base, sino un dos.
En el exterior, Mindaugas Kuzminskas es la clase personificada. Lo hace todo a un nivel superior. De Málaga a la NBA, exactamente a Nueva York. Y Maciulius es el todoterreno del equipo. Es simplemente, extraordinario. El jugador del Madrid nunca falla a su equipo. Atrás y delante. Con ellos, Seibutis y Grigonis cierran el abanico de los aleros. Por cierto, Seibutis jugó de base en el Europeo de hace un año? Fue en otra solución de urgencia para cubrir dicho puesto.
Y dentro todo gira en torno a Valanciunas, con una amplia rotación donde destaca Paulius Jankunas (el alma del equipo) y el hijo de Sabonis, el jovencísimo Domas. Nuestro interior, Antanas Kavaliauskas, da los minutos de respiro. Javtokas tiene una presencia testimonial en el juego, pero es el pegamento del equipo (acude como premio final a su carrera). Dos ajustadas derrotas en la Ruta Ñ son el toque de aviso. Hoy no vamos a fallar.
Juan Carlos Navarro, capitán de la selección española de baloncesto, indicó ayer, en la víspera del partido contra Lituania, que será «una final» que afrontan conscientes de que están «al límite», pero que saben «qué hacer para hacerles daño».
«Mañana llega la final, contra Lituania, que es un equipo que está en forma, que nos ha ganado dos veces en la preparación, pero creo que nos conocemos y sabemos qué podemos hacer para hacerles daño. Llevar un poquito también nuestro ritmo. Y, en definitiva, creo que será un partido bonito», explicó.
«Contra Nigeria era una final, ahora será otra final... Estamos al límite. Es una cosa que nos hemos ganado con estos dos partidos primeros», comentó el escolta del Barcelona, de 36 años de edad.
«Tenemos en mente solo Lituania, que es una final. Ante Nigeria nos quitamos un peso de encima. Había bastantes nervios en el partido», comentó Navarro, que anotó once puntos en la victoria frente a los africanos.
«Mañana también habrá momentos duros, porque es un rival que está muy bien. Pero nosotros vamos a ir hacia arriba y vamos a lucharlo», señaló.
Navarro opina que las sensaciones empiezan a ser positivas. «Sacar un partido adelante ayuda. Y sabemos que estamos al límite. Y que esta es una gran final. Sin duda, estamos mucho mejor que después de la segunda jornada, cuando perdimos contra Brasil», dijo.
Alberto Blanco es entrenador ayudante del Lietuvos Rytas