El derbi de los pichichis gallegos

josé m. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Atlas

Entre Iago Aspas y Lucas Pérez, máximos goleadores del Celta y el Dépor, suman 26 tantos y 11 asistencias

29 mar 2016 . Actualizado a las 12:17 h.

Nada como jugar al abrigo de los tuyos. Si algo une a Iago Aspas y a Lucas Pérez, al margen de ser gallegos y referencias de los actuales Celta y Dépor, es que ambos protagonizan la temporada de su definitivo reconocimiento, del asentamiento en su propia casa después de sendos peregrinajes, con mayor o menor fortuna.

Son dos de las gratas sorpresas de la Liga y, en buena medida, responsables, uno, de que el Celta se haya aupado al grupo de cabeza y, otro, de que el Dépor camine con cierta tranquilidad alejado del descenso. Y ambos unidos por la pasión, esa que impulsó el que Lucas Pérez, pocos días antes del derbi de Riazor, afirmara en estas mismas páginas que habría que cortarle las dos piernas y los dos brazos para perdérselo; ahora, la participación de Iago el sábado (Balaídos, 22.05 horas, LaPrimera) es una incógnita, menos para él, que no está dispuesto a perderse un duelo con el que tiene varias cuentas pendientes.

Iago Aspas, víctima en el verano del 2013 de la necesidad que el Celta tenía de equilibrar su economía, ha regresado a un equipo que lleva la firma de Berizzo, un grupo decidido que combina el juego y el riesgo; nunca, ni siquiera en su frustrante aventura en el Liverpool, perdió la conexión con los suyos y apenas ha necesitado tiempo para convertirse en el pichichi del Celta.

Para el delantero de Moaña no ha sido complicado adaptarse de nuevo a la entidad en la que ha pasado más de media vida; encaja como si nunca se hubiera ido en un grupo que persigue el fútbol combinativo; un socio para Nolito y Orellana, pero también un definidor, un delantero que no rehúye la fantasía y que conecta con la grada, porque es y se siente uno de los suyos. Con 11 goles, está a uno de su mejor registro en Primera, de los 12 que firmó en su estreno, en la 2012-13, y muy por encima de los raquíticos registros en el Liverpool o en el Sevilla en las dos pasadas campañas.

XOÁN A. SOLER

Lucas Pérez no tenía un pasado blanquiazul, más allá de su ilusión por emular a su admirado Fran. Consiguió enfundarse la elástica blanquiazul con 27 años, después de buscarse la vida en las canteras del Alavés, el Atlético o el Rayo y de sufrir un duro aprendizaje en el fútbol ucraniano o en los campos griegos. Como Iago, Lucas tiene la habilidad de los futbolistas que piensan una décima de segundo antes que el rival; como Iago, luce en el pecho el escudo de su equipo. Pero a diferencia de Iago, fueron las ganas de ser futbolista las que impulsaron el exilio de Lucas Pérez, un peregrinaje con un final feliz, ya en plena madurez, al convertirse en uno de los goleadores nacionales de Primera: 15 tantos y 7 asistencias.

Lejos del frío negocio o del fútbol de arte y ensayo, Aspas y Pérez reconcilian a la afición con con el juego, con ese deporte que consiste en hacer feliz a los tuyos. Eso sí, Lucas, en la primera vuelta, ya vivió su primer gran derbi, fue el héroe -junto a Lux, que detuvo un penalti-, mientras que a Iago Aspas le falta sacarse la espina tras unas cuantas actuaciones decepcionantes. El sábado tiene una nueva oportunidad. Como Lucas. Para protagonizar el particular duelo entre los dos mejores pistoleros del fútbol gallego, esos que entre ambos acumulan 26 goles y 11 asistencias. El otro derbi gallego.