Hace veinte años el equipo santiagués logró el subcampeonato de invierno en Primera
18 ene 2016 . Actualizado a las 09:42 h.«Hay algo que a veces ocurre en remo que es difícil de conseguir y de definir. Muchos equipos, incluso equipos ganadores, nunca lo acaban de encontrar. Otros lo encuentran, pero no consiguen mantenerlo. Se llama swing. Solo ocurre cuando los ocho remeros reman tan a la par que todo lo que hace cada uno está sincronizado con lo que hacen los demás». La cita es del libro «Remando como un solo hombre», de Daniel James Brown, que cuenta la fascinante historia del colectivo de remo de Estados Unidos que ganó el oro en 1936 en Alemania. Y bien podría valer para el Compostela del curso 95/96, que firmó una primera vuelta de Liga extraordinaria, con swing de Champions. Porque cruzó el ecuador como subcampeón de invierno, un hito del que se acaban de cumplir veinte años.
Histórico. Emocionante. Sorprendente. Increíble. Espectacular. Son las primeras palabras que les vienen a la mente a cinco de los jugadores de la etapa azul y blanca más brillante de la historia: Falagán, Nacho, José Ramón, Bellido y Mauro. Cinco futbolistas protagonistas de aquella travesía que, transcurridas dos décadas, denotan emotividad y orgullo en sus reflexiones al recordar la epopeya. «Eramos uns rapaces», resume el lateral de Foz.
Números inequívocos
Los números son inequívocos. Aquella campaña, en la primera vuelta el colectivo entrenado por el entonces debutante en la élite Fernando Vázquez solo cedió un empate en San Lázaro, ante el Salamanca, y ganó los otros diez encuentros. Como visitante el balance fue de tres triunfos, dos igualadas y cinco derrotas.
A la hora de explicar el éxito de hace dos décadas, cada uno aporta algún matiz pero todos apuntan en una misma dirección: la cohesión del grupo. Como los remeros de aquella tripulación americana. Aunque no había grandes estrellas, cuajó el bloque. «No teníamos nombres, pero si calidad», indica Falagán. Y abunda Mauro: «No había ninguna figura, trabajábamos mucho. No había nadie de primera línea, pero todos estábamos en un buen momento. Nacho hizo un temporadón, Fabiano se salió... Había buenos jugadores que dieron el paso a muy buenos».
Parte de aquella buena química, en opinión de Bellido, empezó a tomar cuerpo la campaña anterior: «Veníamos de conseguir la permanencia cuando nadie apostaba por el Compostela. Eso nos dio mucha confianza. Se mantuvo el grupo y los fichajes encajaron bien. Además, empezamos muy bien, y eso siempre es importante».
José Ramón añade otro aspecto: «El trabajo físico fue bestial. A día de hoy, nos cuesta creer lo que hicimos, y más viendo como está el club. También es cierto que el fútbol ha cambiado mucho. Había varios buenos equipos que marcaban la diferencia, aunque no tanto como ahora, cuando hay uno muy tirano. ¡Entrenábamos en el aeropuerto! Las condiciones no eran óptimas. Sin embargo, demostramos que con humildad se puede llegar lejos».
En la memoria de cada futbolista quedaron grabados muchos momentos y más de un partido. En el caso de Falagán, destaca uno por encima de todos: «El 4-0 al Dépor marcó un punto de inflexión. Venía de ganar la Supercopa, le había metido 7-1 al Bayern en un amistoso, había ganado al Valencia 3-0 la primera jornada. Era el equipo más en forma. Nosotros habíamos vencido en Balaídos 0-1. Y eso nos dio confianza. Fue un partido redondo. Cada vez que llegábamos, enchufábamos. Ellos también tuvieron sus opciones, pero no era su día».
Mauro se queda, sin embargo, con el último choque de la primera vuelta: «Fue el que nos dio el subcampeonato de invierno. Había mucha expectación y le ganamos en casa al Espanyol 2-1». Nacho prefiere no hacer distinciones y apela más a las sensaciones, al hecho de «gañar aos grandes, a veces con superioridade». José Ramón también se alinea con esa reflexión: «Hubo partidos en los que el equipo jugó muy bien, especialmente en casa, como sucedió ante el Oviedo o el Dépor, que tenía un equipazo. Creo que no esperaban el juego y los goles que hicimos. Ese fue uno de los encuentros más completos».
Bellido es otro de los que apunta a la contienda con el conjunto herculino, pero más que por el resultado por el valor añadido de aquella cita: «Nos dio mucha fuerza. Ganar ese partido nos hizo pensar que podíamos hacer grandes cosas, que la temporada iba a ir bien».
A diferencia del equipo de remo americano, que siempre se mantuvo en primera línea, el Compos perdió fuelle en la segunda vuelta. Nacho todavía lamenta ese bajón: «Se chegamos a ser medianamente regulares, entrábamos en Europa». Bellido no le encuentra explicación: «Fue como en Argentina, con un campeonato de Apertura y otro de Clausura».
José Ramón vuelve a mencionar el apartado físico. El colectivo que volaba en la primera vuelta frenó un poco el ritmo. Y los rivales empezaron a esperarlo en cada partido con el cuchillo entre los dientes, superado el efecto sorpresa. «Las cosas volvieron a los cauces normales», apostilla el centrocampista.
En cualquier caso, aquella gesta quedó para la historia. Durante veintiuna jornadas el club más modesto vio por el retrovisor a casi todos sus rivales.