Teresa Portela busca en el Mundial de Milán poder estar en su quintos Juegos
16 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.«Muchas veces nos centramos en las medallas. En cierto modo, es normal, pero para un deportista hay más desafíos que el de conseguir una medalla. Cada uno va con el suyo y por ahora el mío es conseguir la clasificación para disputar mis quintos Juegos». Habla Teresa Portela (Cangas, 1982) pocas horas antes de partir hacia Milán donde participará desde el martes en el Mundial de piragüismo de aguas tranquilas. «Significaría haber estado más de 16 años en la élite, al máximo nivel de exigencia, y sería muy bonito», comenta la palista gallega, quien agrega: «Para mí, es el mejor reconocimiento posible».
Portela regresa a una gran cita planetaria después de haber sido madre en marzo del año pasado. Naira le ha obligado a compaginar las inagotables sesiones de preparación de más de seis horas con el cuidado de su hija. Aunque la pequeña también le ha servido como motor, como esa gasolina para recobrar las fuerzas y enfrentarse al siguiente día. «Ha sido un año duro, muy duro, pero muy especial». De hecho, «todo el equipo» viajará con ella a Italia. «Me siento más tranquila si la tengo cerca, me ayudará a estar centrada y no con la inquietud de no saber cómo está, pero evidentemente cuando esté preparando la competición, David [Mascato, su marido] se quedará cuidándola y yo me volcaré en darlo todo», recalca.
Tras los meses de inactividad, una de las más grandes figuras de la historia del piragüismo español, recobró con celeridad el rendimiento que tenía antes del embarazo. «En algunas cosas -comenta- estoy mejor, en otras algo peor, pero en líneas generales, me encuentro más o menos como estaba antes».
La dificultad de medir los tiempos
«En piragüismo, aunque sea en la misma pista -el pantano de Verducido, de Pontevedra, donde realiza la mayor parte de sus entrenamientos-, es muy complejo comparar un tiempo, porque una mínima variación en el viento o en la cantidad de agua del embalse ya modifica las condiciones de la lámina», comenta Portela. «Pero es cierto -destaca- que he hecho buenos 200 [compite en K1-200, una prueba que se adapta a la perfección a su explosividad natural] y que me veo con posibilidades de estar entre las ocho mejores [lo que le daría la plaza para Río]. No será sencillo, porque esto no solo se trata de ti, también tiene que ver con lo que ha avanzado el resto».
El metal olímpico es el último reto que falta en una trayectoria repleta de gloria, más de treinta podios internacionales adornan un palmarés prácticamente inigualable. En Londres se le escapó por una lágrima, por una mala salida. Terminó cuarta. Un puesto de honor que le costó tiempo digerir y valorar. Estaba entre las mejores, pero por nada no alcanzó el premio que su determinación merecía.
«Me siento orgullosa de todo lo que he logrado»
La conversación vuelve al punto inicial. A Teresa Portela no le obsesiona la medalla, ni en el Mundial ni en los Juegos. «Ahora solo quiero focalizar todas mis energías en que en Milán salgan las cosas bien. Luego ya tendré tiempo para pensar en Río... o eso espero [sonríe]», señala. «Pase lo que pase, me siento muy orgullosa de todo lo que he logrado. No solo de los éxitos, sino de lo que he aprendido con el deporte, de lo que me ha aportado como persona».
-¿Se siente valorada?
-Si me comparas con un futbolista, seguramente te diría que no. Pero no creo que uno deba hacer lo que hace por el reconocimiento que le puedan dar. Sería muy frustrante. Yo hago lo que hago porque es lo que más me gusta y me ha dado mucho.
A pesar de llevar tantos años en la cima, como una de las referencias de su distancia, Teresa Portela todavía siente ese cosquilleo antes de una competición de esta trascendencia. «Por ahora, estoy tranquila, pero cuando se vaya acercando el momento, sé que estaré nerviosa», explica. «Tengo la inquietud de no saber cómo estarán mis rivales. Hay chicas que viste en el Europeo muy fuertes y después no llegan en las mejores condiciones al Mundial y otras que, sin embargo, aparecen de repente, nadie contaba con ellas y explotan de repente. Esa inquietud sí que la siento... y me apetece probarme... sentir dónde estoy con respecto al resto».
En cuanto a la pista de Milán, Teresa Portela guarda buenos recuerdos. «Hay en otros sitios en los que la gente se pelea por coger una calle u otra, porque son bastante más rápidas. Pero en Milán no me acuerdo de que fuese así, tengo la sensación de que es una buena pista».
A partir del martes, Teresa Portela vuelve a buscar su sitio entre las más fuertes. Pocas deportistas en el mundo han demostrado la fiabilidad de la que puede presumir la palista de Cangas.