Bicampeón tardío e ilustrado

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

DEPORTES

M.MORALEJO

Al tomiñés, que explotó a los 22 años, le queda un año de Ingeniería Informática

28 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Roi Rodríguez es el mejor ejemplo de la selección natural que alumbra el Kayak Tudense en su metodología de formación de piragüistas. El doble campeón del mundo sub-23, en K-1 y K-4 1.000 metros, no comenzó a despuntar hasta su segundo año como juvenil y no cató el podio a nivel internacional hasta la temporada pasada, cuando se impuso en el Europeo sub 23. El crecimiento del tomiñés en el piragüismo ha ido de la mano de su expediente académico. Tan solo le queda un año para finalizar en Compostela sus estudios de Ingeniería Informática, tarea que consigue compatibilidad pese a tener que desplazarse en autobús o en el coche con algún compañero hasta Pontecesures para poder entrenar en agua una vez al día.

Fueron sus padres quienes le empujaron hacia el mundo del kayak. «Ata terceiro de Primaria vivíamos en Vigo pero logo mudámonos a Tomiño e aos meus pais chamáballes a atención ver aos piragüistas no río, así que me dixeron se quería probar. Probei, gustoume, e dende esas estou aquí». Desde aquel mágico momento han pasado doce años, los que lleva militando de un modo ininterrumpido en el Kayak Tudense con Estaban Alonso y Manuel Pedrares como sus entrenadores. Trabajando al lado de palistas que servían de ejemplo y a quienes hoy reta en el agua. «Sempre admirei aos palexeiros compañeiros do meu clube», recuerda. También a David Cal y de Carlos Pérez Perucho, los dos medallistas gallegos.

Salto en juveniles

Con ellos fue creciendo poco a poco hasta que en edad juvenil sacó a pasear su verdadero potencial. Fue el momento en el que decidió tomarse en serio la piragua: «Foi aí cando empecei a mellorar de verdade, fun ao meu primeiro campionato internacional, o Europeo júnior e a partir de aí presteille máis adicación ao piragüismo e comecei a mellorar os resultados». Con un gen combativo innato, destaca por su explosiva salida y su buen ritmo medio -«forte e constante», aclara-. Le falta un final más agresivo, un aspecto capital aunque su distancia sean los 1.000 metros.

Todo lo que ha conseguido ha sido a base de sacrificio, incluso económico. Su primer gran éxito llegó en Francia, después de cubrir en coche 3.000 kilómetros para participar en el Europeo sub 23 y con un coste superior a los 1.000 euros, y aunque en esta ocasión la Federación sufragó el Mundial promesa, de cara al campeonato del mundo absoluto de Milán de próximo mes de agosto, ya tendrá que costearse todos los costes. El motivo, que Roi competirá en una distancia no olímpica, el K-1 500 metros, y los responsables del piragüismo español no contemplan el desembolso.

«Este é un paso moi importante na miña carreira»

El bicampeón del mundo regresó el domingo por la noche a Galicia y el lunes tuvo tiempo para analizar lo que había conseguido en Montemor (Portugal). «Este é un paso moi importante na miña carreira deportiva. Tras gañar o ano pasado o Europeo é un gran avance facerse cun dobre título mundial», comenta.

Roi no esconde que viajó al país luso con esperanzas. «Sabía que tiña posibilidades de conseguir un bo resultado, pero unha cousa é pensar que podes e outra acadar o éxito». En el K-1 lo vio bastante claro porque le sacó una ventaja considerable a sus rivales, pero en el K-4 no lo celebraron hasta que oficialmente le señalaron campeones «porque a cousa moi axustada, gañamos por 40 milésimas».

El tomiñés se encuentra cómodo tanto en la soledad del K-1 como acompañado en el K-4. «Estou ben -dice- nas dúas embarcacións. No K-1 dependes de ti mesmo e o K-4 require de máis traballo e adestramento cos compañeiros». En esta ocasión tuvo la fortuna de terminar el curso con un mes de antelación y pudo estar concentrado en Sevilla con el resto del equipo.

Roi Rodríguez no escatima sacrificios para poder atender a las dos embarcaciones, como tampoco lo hace para encontrar un hueco y poder entrenar todos los días durante el curso universitario. «É algo difícil, pero fago todo o posible por poder adestrar todos os días en auga. Pola mañá vou á universidade e ás tardes a Pontecesures, sempre que o horario me deixe».

No esconde que en un futuro le gustaría vivir del piragüismo pero lo ve difícil para los tiempos que corren. De momento su ilusión está en luchar por una plaza para Río. La lógica dice que España no meterá a todos sus barcos en la cita de agosto en Milán y el próximo año habrá un control para cubrir las vacantes. Ahí espera sacar su mejor versión para seguir creciendo.