Agarrados al santo de Riazor

Pedro José Barreiros Pereira
pedro barreiros A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

<span lang= es-es >Barcelona-Deportivo (2-2) </span>Doble ocasión del Barça. Messi chuta raso y Fabricio rechaza, donde aparece Pedro, que de nuevo se topa con el meta.
Barcelona-Deportivo (2-2) Doble ocasión del Barça. Messi chuta raso y Fabricio rechaza, donde aparece Pedro, que de nuevo se topa con el meta.

Fabricio se destacó como el futbolista más regular del Deportivo y gran baluarte para la salvación

25 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Fabricio, quédate». Tras la llegada al aeropuerto y ya con la plantilla en el autobús un solo grito brotó de las gargantas de la afición. Muchos aún guardaban en la retina el último milagro del santo de Riazor, cuando el Barcelona ya dominaba por 1-0. Neymar gambeteó por el alambre de la frontal y sirvió para que Messi se sacase de la chistera un chut marca de la casa, con la zurda y abajo, que el meta deportivista, felino, despejó hacia su derecha. Allí apareció Pedro a la carrera y remachó, esta vez arriba, pero se encontró con la misma reacción del meta, que pleno de reflejos volvió a evitar un gol cantado. Solo entonces el Deportivo, que llegó al descanso con la derrota mínima y acuciado por los marcadores de todos sus rivales, creyó que el milagro de la permanencia era posible. La doble parada, espectacular, recordó a la que hacía poco más de un mes el portero había protagonizado contra el Atlético de Madrid. En aquella ocasión no había valido para sumar punto alguno, pero la admiración de los aficionados por su triple paradón a los disparos a bocajarro de Raúl Jiménez, Fernando Torres y Raúl García no hacía más que crecer y crecer.

Como el sábado e igual que entonces los mejores momentos del Deportivo están retratados por el rostro serio y esforzado de Fabricio, el jugador que se reinventó para volver a A Coruña, de donde reconoció que nunca tenía que haberse marchado. Ahora, tras haber completado la primera temporada de su carrera con continuidad en la máxima categoría, no será fácil retenerlo. Con contrato en vigor hasta el final de la próxima temporada y una cláusula de rescisión de seis millones de euros, no hay ofertas por el canario, de 27 años, sobre la mesa del club, pero lo cierto es que se esperan. Eso sí, el objetivo del club no es venderlo al mejor postor, sino renovarlo y convertirlo en uno de los pilares de la próxima campaña.

Esta la regularidad se convirtió en su mejor aval. Completó las seis primeras jornadas en el banquillo, pero cuando agarró la titularidad con los guantes ya no la soltó. Se estrenó en la plácida victoria al Valencia y se volvió indiscutible con murallas como la que levantó contra el Espanyol en Barcelona, donde sufrió un auténtico bombardeo. Además de la parada al cabezazo a bocajarro de Caicedo que ilustra esta página, destacó otra en un nuevo remate con la testa de Álvaro. Solo una semana después fue capaz de parar un penalti en Córdoba. Acto seguido, blocó con la cara un chut de Canales en el que Agirretxe, que le tapaba, se agachó en el último momento. Ya no hubo quien lo quitase de su puesto bajo palos. Se lo había ganado.

Montonera

Como el fútbol se rige por los goles marcados, parece complicado que los porteros brinden puntos directos a su equipo. La pasada temporada en Segunda lo intentó Fabricio, en aquella montonera que se organizó para empatar al Sporting de Gijón en Riazor, pero el único que hasta ahora lo festejó de verdad fue Aranzubia. A este paso lo emulará, claro. No fue difícil encontrar sus diez paradones de la temporada, pero no estarían completos sin aquel lance frente al Villarreal en la primera vuelta, cuando con 1-0 en contra (la derrota tornó en goleada: 3-0) Giovani recibió solo en el área, pero Fabricio agitó el santo.

Cláusula: 6 millones

Sin ofertas

El meta cumple contrato la próxima temporada y su rescisión vale 6 millones de euros.

Goles recibidos: 41

Encajó una media de 1,33

El portero canario disputó 31 partidos y en su mejor racha acumuló dos sin recibir.

Sin encajar: 11

El octavo de la Liga

Once veces mantuvo la portería a cero. Bravo llegó a las 23 y Asenjo, segundo, a los 15.