Distinto y distinguido

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa EL PERISCOPIO

DEPORTES

22 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Iniesta es el icono del Mundial de Sudáfrica con su gol en la final frente a Holanda. Pero los pilares más firmes de aquel equipo de Del Bosque fueron dos: Iker Casillas, que firmó expedientes impecables y paradas que valen tanto como un gol a favor, y Xavi Hernández, el metrónomo, el que marcó el compás del campeonato, el que movió los hilos con sapiencia y paciencia. Allí se vio la mejor versión del centrocampista del Barça, al igual que en un buen número de partidos con la camiseta azulgrana.

Quien atisbó con más determinación y clarividencia que estaba llamado a ser piedra angular de un fútbol basado hasta el extremo en la posesión de balón fue, curiosamente, uno de los grandes apóstoles del contragolpe, Luis Aragonés. Él le dio la batuta, la responsabilidad y la confianza. Y, a partir de ahí, el protagonismo de Xavi Hernández se multiplicó. Antes nunca había sido tan determinante. Ahora, nadie le discute su influencia en la época más dorada de su club de toda la vida y de la selección.

Se va por la puerta grande rumbo a un retiro dorado en Catar un futbolista que no se caracteriza por ser el más rápido, ni el más fuerte, ni el más alto, ni el más atlético, probablemente tampoco el más listo sobre la cancha. Pero sí el más sabio, alguien que, según sus propias palabras, tenía muy clara una máxima: «La velocidad del cerebro es más importante que la de las piernas». Y ahí pocos le discutían la supremacía, por su talento natural para pensar rápido y con criterio.

Se está yendo uno de esos futbolistas que valen doble, triple o quien sabe cuanto, porque hacen mejores a los compañeros que lo rodean. Sobre todo de medio campo hacia delante. Alguien que pertenece a la estirpe de quienes disfrutan más dando un pase de gol que marcando, un especialista en descifrar los espacios, un jugador distinto y distinguido.